29 de abril de 2009

Escribe Houellebecq...




"Definitivamente, me decía, no hay duda de que en nuestra sociedad el sexo representa un segundo sistema de diferenciación, con completa independencia del dinero; y se comporta como un sistema de diferenciación tan implacable, al menos, como éste. Por otra parte, los efectos de ambos sistemas son estrictamente equivalentes. Igual que el liberalismo económico desenfrenado y, por motivos análogos, el liberalismo sexual produce fenómenos de empobrecimiento absoluto. Algunos hacen el amor todos los días; otros cinco o seis veces en su vida, o nunca. Algunos hacen el amor con docenas de mujeres; otros con ninguna. Es lo que se llama la 'ley del mercado'."

Ampliación del campo de batalla, Trad. de Encarna Castejón, p112.

27 de abril de 2009

Escribe Kant...



"La paloma ligera que siente la resistencia del aire que surca al volar libremente, podría imaginarse que volaría mucho mejor aún en un espacio vacío".


Crítica de la razón pura, trad. de Pedro Ribas, p46.

23 de abril de 2009

(y II) El campo de batalla literario y la crítica


Aceptando que la función orientadora de la crítica literaria siga vigente y no esté tan sometida a las coerciones de las corporaciones editoriales como para haberse trocado en un mero instrumento publicitario más, sorprende la falta de prudencia que se da en su ejercicio: en vez de intentar mantener su independencia respecto a las partes en conflicto en muchos casos sirve como tropa de asalto de alguno de los contendientes.

¿Con qué fundamento los críticos forman estas avanzadillas? Más cuando esta disciplina está lejos de los estándares científicos sin acercarse, a cambio, ni un ápice al ámbito artístico.

A diferencia de la crítica, en el dominio de los llamados “Estudios Literarios” la Teoría de la Literatura, por ejemplo, ha realizado un notable esfuerzo por aproximarse a los estándares mínimos de las ciencias sociales durante la segunda mitad del siglo XX, como lo muestran los trabajos de S.J. Schmidt, Itamar Even-Zohar o Pierre Bourdieu. Un empeño por conquistar el derecho a proclamarse conocimiento y no palabrería; por conquistar el derecho a que sus juicios sean evaluados y respetados como contribución al incremento de saber de nuestras "culturas".

La crítica literaria, mientras, no ha avanzado mucho más camino que el que ya había recorrido en el siglo XVIII salvo cuando ha sido utilizada como una suerte de aplicación práctica de los postulados de las teorías literarias.

No obstante, que siga estando más cerca de lo informalizable no significa que sea una forma de arte ni una especie de género literario singular: confundirla con la literatura es un abuso de la necesaria crítica de la absolutización de las fronteras y una nueva entrada en "la noche en que todos los gatos son pardos".

La distinción entre literatura y valoración, comentario, glosa o interpretación, en general, es una distinción rigurosa aunque no sea total.

De ahí que, si el soporte epistemológico (medido en términos de incremento de conocimiento) para ejercer la crítica literaria es más bien escaso, sería deseable que la empresa de los críticos estuviera presidida por la prudencia y el alejamiento de los rivales en el campo de batalla literario: cuando no hay un saber fundamentado y acumulado a lo largo del tiempo que avale las aserciones de uno más vale ser precavido y evitar el papel de fuerza de choque de cualquier ejército privado.

Sería más consistente con su historia, desarrollo y rango cognoscitivo que la práctica “mercenaria" que la caracteriza en la actualidad.


Por ello, en época de movilización total, de subsunción de lo real, incluida la literatura, al capital y de conversión del capital en contienda generalizada, la crítica, entre las muchas opciones que siempre tiene a su alcance, podría optar, toscamente hablando:

a) por consagrarse, como lo está haciendo cada vez más, a la soldadesca de fortuna;

b) por proclamarse pacifista y renunciar, aparentemente, a su función al precio de seguir formando parte de la conflagración global sin tomar partido consciente pero haciéndolo inconscientemente; o

c) por comprometerse a cumplir las labores paliativas y más o menos independientes de una cierta "Cruz Roja" literaria.

Esta última, que ejercería su tarea desde la prudencia y la benevolencia se ejemplificaría, si uno se la tomara en serio, en la autocrítica realizada hace unos meses por los Addison de Witt:

"Nuestro criterio es uno más. El hecho de que nos parezca mala la poesía de determinados poetas, sean buena parte de los chicos de la experiencia, o aquella poesía más embellecida y heredera de grupos como Cántico y otros neobarroquismos modernistas, o cierto macarrismo en alguna poesía social, no significa que sea mala objetivamente. Sólo implica que a nosotros no nos gusta. No tenemos la posibilidad de objetivar lo que es buena poesía y lo que es mala poesía. Podemos hablar de innovaciones, de conservadurismo, de manejo técnico, pero a veces cuando decimos que un poema o un libro es malo, es sólo una opinión estética.

Daño: Y enlazamos esto con un punto importantísimo para nosotros. Sabemos que hemos hecho daño a algunos poetas con nuestras críticas. Algunos críticos parece que no les importa en absoluto hacer daño e incluso parecen disfrutar de ello. Nos estamos acordando ahora mismo de un crítico del norte de España que hemos leído muy recientemente en una entrevista. A nosotros nos jode hablar mal de un poeta, en especial si no ha habido nada de premios ni de cosas similares. Es decir, simplemente porque su opción estética, o la forma en la que la lleva a cabo, no nos gusta, lo decimos y hacemos daño. Incluso cuando ha habido corruptelas de premios, a veces nos hemos sentido mal criticando. Al fin y al cabo, parece que es algo inherente al ser humano entrar en ese tipo de oscuridad tan frecuente, ¿no? Los raros somos nosotros, no vosotros. Otras veces, cuando hemos reaccionado de manera exagerada a algunos insultos y cosas similares, también nos hemos sentido mal después. El objetivo de este blog no puede ser hacer daño a las personas. Y sabemos que lo hemos hecho. Mal. Muy mal."

¿Adoptaría esta crítica literaria uno de los principios fundamentales de la Cruz Roja?

"El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, al que ha dado nacimiento la preocupación de prestar auxilio, sin discriminación, a todos los heridos en los campos de batalla, se esfuerza, bajo su aspecto internacional y nacional, en prevenir y aliviar el sufrimiento de los hombres (y poetas) en todas las circunstancias" (Wikipedia)

Cabe dudarlo: los críticos le han tomado gusto al saqueo, privilegio mercenario desde siempre, y los pocos que dudan e intentan preservar su independencia rezuman un pacifismo sesgado que oculta -y les oculta- su alineamiento.

La prudencia y la benevolencia han abandonado, en estos tiempos, a la crítica literaria.


20 de abril de 2009

El campo de batalla literario y la crítica (I)




Describía Bourdieu el campo literario como un campo de fuerzas, como un espacio de luchas.

Y señalaba: "Uno de los envites centrales de las rivalidades literarias (etc.) es el monopolio de la legitimidad literaria, es decir, entre otras cosas, el monopolio de poder decir con autoridad quién está autorizado a llamrse escritor (etc.) o incluso a decir quién es escritor y quién tiene autoridad para decir quién es escritor; o si se prefiere, el monopolio del poder de consagración de los productores y de los productos". (Las reglas del arte, trad. de Thomas Kauf, p331-332).

La descripción de Bourdieu (que, por otra parte, no hace más que dar rango conceptual a una experiencia compartida por la mayoría de los que nos dedicamos de manera amateur a la producción literaria) viene muy a cuento si se reflexiona sobre el papel de la crítica en este campo de batalla que es el campo literario en la actualidad.

Esta semana, dos críticas en las que han entrado en conflicto autores y críticos a los que aprecio y hasta leo con pasión, me han llevado a pensar si el ejercicio de la crítica literaria no se habrá convertido, definitivamente, en una práctica irresponsable.

Jaime Siles, poeta que he citado alguna vez esotéricamente, por ejemplo en Filosofía de la minucia, y autor de brillantes textos, ha escrito sobre Denise Duhamel y su Afortunada de mí, libro que disfruté hace meses:

"Afortunada de mí -no conozco el resto de la obra de esta autora- no sé a quién ni por qué podría interesarle. Y hasta me pregunto cómo se ha podido publicar: Denise Duhamel no poetiza sino que «croniciza» (...) la suya es una poesía de periódico, entendiendo por tal la de los noticiarios que dan cuenta y razón de la más inmediata actualidad y que, de manera casi directa, la transmiten o la reproducen. Es posible que en la sección de sucesos de un diario haya poesía, pero no creo que los sucesos sean poesía en sí (...) Por eso no hay que preguntarse si esto es poesía menor sino si es poesía a secas. Mi opinión personal es que no, y que estamos ante un subproducto literario de la ya subcultura de nuestra subépoca."

Y eso que "como lector siempre he procurado acercarme a un texto intentando ver lo mejor que hay en él."

También hace pocos días, la gente de Addison de Witt -que ejecutan la crítica con maestría, rigor y sentido del humor- ponía a caer de un burro el último libro de Carlos Marzal (aunque quizás no les falte razón y su argumentación sea sólida) y, por extensión, prácticamente toda su obra incluyendo, sin pestañear, un libro que admiro profundamente: Metales pesados.

"Sobre Ánima Mía comenzaremos diciendo que es uno de los peores libros que hemos leído en los últimos años, y van unos cuantos. Explicaremos las razones. Ponednos una nota baja de objetividad, por favor (...) Un libro malo, de esa corriente neoconservadora en la que se ha ubicado hasta el enterramiento una parte de la poesía española con más éxito... Autores como Marzal no salen gratis al prestigio de nuestras letras. El autor tendrá muchos amigos en todas las generaciones, desde los dedicados Brines o Bonald, pasando por Gallego, Benítez Reyes o Montero hasta Medel entre los más jóvenes. Pero no nos vamos a callar ante libros tan malos como éste. Si Metales pesados es uno de los peores premios nacionales que recordamos, y Fuera de mí uno de los peores Loewe, Ánima mía entraría fácilmente entre los peores libros del poeta. Ahí es nada."

Uno puede pensar que no se entiende mucho si es capaz de entusiasmarse con textos de Siles, Duhamel, los Addison De Witt o Carlos Marzal. Y seguramente algo de razón no falte.

Mas también cabría preguntarse si la crítica tiene suficiente fundamento para ser ser tan dogmática y poco benevolente y que parezca anómalo
, por ejemplo en mi caso, poder tenerlos en consideración a todos ellos.

¿Será que en el campo de batalla literario se ha dado definitivamente el paso a esa "guerra total" en la cual no importan los medios para obtener la victoria porque en ella está en juego la supervivencia?

¿Será que asistimos a esa fase en la cual la única finalidad de la lucha es la lucha misma?


19 de abril de 2009

Un poema de José Naveiras



De Pecado de silencio (2008).

"
Malgastando saliva


No me atreveré a contarte
qué es vivir o qué es la vida.

Sólo sé que yo
ensucié la última fotografía.

No sé si avanzar es gozo
o malgastar saliva.

Sólo sé que al crecer,
traté de quitarme este salvavidas.

No buscaré las razones
por las que la luz
trata cada día
de hacerme tropezar.

Sólo busco aquella moneda
que cayó al suelo
cuando, casi sin querer,
dejé de moverme.

No, no me encuentro triste,
sólo lejano.

Se me acaba la voluntad de ser
y, para colmo, también la cerveza fría. "

José Naveiras (1966) es un artista polifacético que despliega enormes dosis de energía al servicio de una curiosidad y una pasión por lo diferente que lo hace un socio impagable para cualquier empresa vital: desde las más cotidianas a las más artísticas.

Pecado de silencio
es un libro en el que se vuelca esta poliformidad. Textos marcadamente líricos, críticos y comprometidos junto a otros satíricos y humorísticos en los que José deja salir, para mi gusto, lo mejor de su proteico archivo, forman un conjunto atractivo y prometedor. Espero que, como otros poetas que me atraen, la fortuna no les sea esquiva en el futuro y que su sentido del humor continúe alimentando sus textos.

16 de abril de 2009

Escribe Hegel...




"En la realidad, cuando uno se representa también este ver de un modo más exacto, puede muy fácilmente advertir que en la claridad absoluta no se ve ni más ni menos que en la absoluta oscuridad, esto es, que uno de los dos modos de ver, exactamente como el otro, es un ver puro, vale decir un ver nada. La pura luz y la pura oscuridad son dos vacíos que son la misma cosa. Sólo en la luz determinada -y la luz se halla determinada por medio de la oscuridad- y por lo tanto sólo en la luz enturbiada puede distinguirse algo"

Wissenschaft der Logik, p96.

14 de abril de 2009

Un poema de Natasha Thretewey


De Native Guard (2006). Traducción y prólogo de Luis Ingelmo. Bartleby Editores, Madrid, 2009.


"GÓTICO DEL SUR

Me he acostado en 1970, en la cama
que mis padres compartirán unos pocos años más.
Recién caída la noche, aún no se han dado la espalda
al dormir, los cuerpos curvados, paréntesis
que enmarcan las vidas distantes a las que despertarán. En sueños

soy de nuevo la niña con mil preguntas que hacer,
los constantes por qué y por qué y por qué
que mi madre no sabe contestar, la boca cerrada, un gesto
que revela su futuro: los labios fríos, apretados y cosidos.
Las líneas del rostro de mi padre se acentúan
con un mohín de aflicción. He vuelto a casa
del colegio con las palabras que nos oscurecen
en esta pequeña ciudad del Sur -pelagatos, amiga
de negratas, mestiza y acebrada- palabras que toman forma
desligadas de nosotros. Nos apiñamos en la isla de nuestra cama, quedos
en el idioma de la sangre: la casa, inestable
sobre sus ancas de cemento ligero, se hunde cada vez más
en la mugre del linaje. Las lámparas de aceite parpadean
a nuestro alrededor; nuestras sombras, oscuros glifos en la pared,
más grandes y extrañas que nosotros mismos."

Tomado de Generación Blogger.

Sobre este libro, Manuel Rico ha escrito en su blog:

"Natasha Trethewey, una lección para nuestros líricos alérgicos al poema crítico

Los inmaculados de toda laya. Los alérgicos al poema que bebe en la civilidad, en la memoria colectiva, en la Historia y en la historia. Los amantes del hermetismo. Los que identifican modernidad con ligereza. Los que -parafraseo y adapto unos versos memorables de Pepe Hierro- huelen la flor de la bella palabra / acaso no comprendan las de Natasha, sin aroma. Sí, todos los nombrados o sugeridos encontrarán el reverso de sus teorías, filias y fobias en Guardia nativa (traducido y prololgado magistralmente por Luis Ingelmo), un poemario que es, en el fondo, un libro poema en el que Natasha, hija de una mujer de raza negra (una rubia, en fin, de piel blanca y genes negros), recupera la memoria de los soldados negros que lucharon por su libertad en las filas de la Unión durante la guerra de Secesión en Estados Unidos. Sí: recupera la memoria colectiva, pero lo hace a través de su propia memoria íntima, de su experiencia personal. Recupera la dignidad de los negros enterrados o desaparecidos sin dignidad más de un siglo antes. Araña en la culpa colectiva de una sociedad desmemoriada, olvidadiza. Recupera su infancia y sus sueños, su amor por una madre maltratada hasta el asesinato, nos sitúa ante un mundo turbio y hermoso a la vez."



12 de abril de 2009

Nuevo número de la revista "Es hora de embriagarse... con poesía"



La gente de La Vida Rima ha puesto en circulación el número 4 de su revista de poesía Es hora de embrigarse...con poesía.

En este número aparte de un poema de un servidor ("La noche del cazador"), escriben Estelle Talavera Baudet, Maribel Sánchez, Pepe Ramos, Ceferino Otalora Rubio, Silvia Oviedo, Enrique Hernández Caballero, María Jesús Silva, Mayte Sánchez Sempere, Ester Vallvona, Franco DiMerda, Déborah Vukušić y muchos más.

Puedes descargarte un ejemplar de la revista aquí.

8 de abril de 2009

El mito de la taberna



Para José Antonio Martínez Muñoz


Luces, mujeres...
Así acababan siempre
las borracheras.

El comienzo: un
trago hablando de arte y
literatura.

Llegado el texto
crucial, la discordia nos
llevaba a huir.

Era la hora
del torrente de copas
y la búsqueda.

Nada como el
vértigo de la carne
y el entusiasmo.

Aquellos eran
los días del hombre y
de su libertad.

¿Por qué me miras
así? ¿Ya no te acuerdas?
¿Qué? Venga dílo.

¿Los vómitos? Sí,
algunos hubo. Nada
del otro mundo.

¿No hablábamos
de poemas, de novelas...?
¿Estás seguro?

¿Te aburrías?
Pues me dejas pasmado.
Me acordaría.

¿No quedábamos
cada viernes sobre las
nueve? ¡Venga ya!

Mejor dejarlo.
Hace ya tanto tiempo...
Te llamo. Adiós.

...

Nuestra memoria
no nos traiciona. Lo hace
la de los demás.

1 de abril de 2009

(y II) Julián Ríos: excelencia y amenaza




El peligro: el mundo se filtra de muchas formas, como hipostatización de lo canónico, como tácita aceptación de la narrativa de las literaturas nacionales...
Las reglas de formación y mantenimiento del canon y de la literatura nacional permanecen incuestionadas, más allá de la lingüisticidad radical.
Que, en el fondo y a mi modesto entender, ya esté bien que sea así al menos en el caso del canon, porque creo que hay espacios que deben quedar al margen de la madeja crítica para hacer posible el propio discurso, no evita que siempre debamos ser muy conscientes de ello para no convertir la condición del discurso en un fundamento sagrado ajeno a la reflexión. Es preferible a que aparezca por la retaguardia cuando creemos que hemos conjurado el mundo desde las palabras.

Otro peligro: la fusión de géneros. En un ensayo que no es ensayo, más allá del ensayo, todo puede justificarse. Incluso la afirmación menos argumentada. Total, no se trata de un ensayo que haya de respetar las reglas del ensayo. Es literatura...

"Por cierto, tengo el pálpito, voy a llamarlo así, de que el nombre o seudónimo redundante de Humbert Humbert procede por asociación del de Lola-Lola, la cabaretera fatal de la novela Profesor Unrat, del otro hermano Mann, Henrich, que fue llevada al cine en 1930 con el título de El ángel azul, y protagonizada como se sabe por Marlene Dietrich, con gran popularidad en todo el mundo y por supuesto en Alemania, donde vivía Nabokov en la época del estreno. Nabokov sólo vio algunas fotos de la película, parece ser, pero le dio a la madre de Lolita aires de una Marlena Dietrich desvaída."

En fin.

En todo caso, en ese difícil equilibrio creo que siempre se ha movido Julián Ríos y por eso su obra es tan digna de aprecio.

Me olvidaba. Hace años sonreía con sus juegos de palabras, con sus asociaciones. Creía que eran detalles humorísticos. Eran los tiempos librescos, postestructurales, universitarios...

Ahora, si eso es sentido del humor... Bien, resulta que o lo he perdido o ya no le veo tanta gracia. Me he hecho viejo, seguramente.
Y quizás él a su manera. En el Epílogo final (o Apólogo, ya estamos con los jueguecitos de marras) se enfrenta al problema de la definición del humor. Y sólo al final, cuando recurre a un chiste de los de siempre, de aquellos que atribuyen condiciones humanas a los animales, reí.
Diría que es un final que, muy a su pesar, muestra que aunque el humor se produzca mediante palabras no es un asunto únicamente de palabras.

Lo cierto es que, aunque sigo comprando todos los libros que publica Julián, más que de él y nuestro Joyce común, me encuentro que voy siendo, cada vez más, de Asimov.