28 de noviembre de 2009

Cioran y los límites de la impostura (III)


Así pues, tomando como metáfora y metonimia el "caso Heidegger", puede aceptarse, al menos provisionalmente, que hay alguna relación, no automática ni transparente claro está, entre texto y vida, entre palabra y acción. Y claro, es entonces cuando la crítica de Félix Romeo cobra más fuerza hasta el punto de socavar la fundamentación de un determinado discurso. Cioran o era un farsante, o un impostor, o pura y simplemente un cretino autor de supercherías al estilo del gran Erich von Däniken.

En una entrevista realizada por Amparo Osorio y Gonzalo Márquez Cristo decía a propósito del suicidio y de la inconsistencia entre sus proclamas apologéticas y la circunstancia, accesoria por supuesto, de que él siguiera vivito y coleando :

"—Usted dijo alguna vez que sólo se suicidan los optimistas...
—Lo dije ante mi imposibilidad de superar la dialéctica que es la forma más elemental del pensamiento, la infancia de la reflexión. De esta manera, si nada valoramos de la vida, ¿qué podríamos valorar de la muerte?"

Y de semejante perogrullada infería que no valía la pena suicidarse. El problema es que, al no hacerlo, efectivamente le estaba concediendo un valor a la vida. Pues si tanto daba también tanto daba suicidarse, ergo también podría haberse suicidado, o no... ¿Dónde podría encontrar entonces apoyo la inconsistencia de Cioran? Pues en el recurso final: la ironía.

En la misma entrevista, concluía:

"Y se despedía:

—Me hace feliz el haberlos hostigado con mis textos y colaborar con esa irredimible aventura que lideran. Les deseo el mejor de los fracasos —dijo al despedirse mientras regresábamos de comprar el pan; ondeó su mano en el viento y en un grito que todavía atraviesa nuestra memoria nos dejó sus últimas palabras—: Chers amis, ¡adiós... y mucha ironía!"

Aquí radicaría la fundamentación final de la retórica nihilista y la vivencia burguesa, de su compatibilidad, de su admiración hacia Hitler y su observación de que de una cultura que había producido a Hitler nada podía esperarse, y de todas esas puerilidades de las que Félix Romeo se hacía eco, de esa falta de límites de su impostura que la trocaban en postura: eran el resultado de la ironía (que, ahora sí, pondría el limite) y como tal hay que tomárselas.

Y en este punto es donde la decisión se bifurca. Yo, por ejemplo, no he conseguido percibir nunca ironía alguna en los textos de Cioran y en general, la recepción de los libros de Cioran se ha hecho desde una perspectiva concreta: se han considerado como escritos con una determinada voluntad "liberadora" y "aniquiladora", escritos que contenían una cierta "pretensión de verdad" aunque tal vez también comprendieran una gran dosis de ironía que no se ha sabido captar (y es que es lo que tiene la ironía, que parece que nadie la capta nunca salvo el que cree utilizarla). Si eso ha sido así es que su impostura no ha sido limitada suficientemente (o quizás nada porque nunca estuvo) por la ironía.

En cualquier caso, pensador o simple ironista, no debería haber sido ajeno a la dimensión performativa del discurso. El discurso no sólo muestra o afirma, sino que también incita a hacer, provoca conductas (J. L. Austin). Si hubiera sido un pensador riguroso debería haberse apercibido de este aspecto (no hay que ser un gran intelectual para hacerlo) y haber sido cuidadoso con las consecuencias, deseadas o no, de sus textos y, por tanto, matizar. Si hubiera sido un puro ironista debería haber aplicado esa ironía a sus propios textos y reinterpretarlos, por ejemplo, en términos apologéticos respecto a la vida o ferozmente críticos con sus inconsistencias: debría haberse reído de su misma seriedad o de su aparente risa girando el inconveniente de haber nacido hacia su opuesto, por ejemplo.

No hacer ninguna de las dos operaciones hace que sea casi inevitable inclinarse por la convicción de que se trata de un titiritero y de que el juicio de Félix Romeo no es demasiado inapropiado.

25 de noviembre de 2009

Cioran y los límites de la impostura (II)


Es cierto que hacer corresponder palabra y vida es ingenuo. No hay transparencia e identificación entre ambas. En el caso de Heidegger no se puede decir tan a la ligera, como se ha hecho en ocasiones, que su obra sea nacionalsocialista. O dicho de otra manera: sus textos no se pueden catalogar automáticamente como nazis, ni deducir el nazismo de los principios heideggerianos o al revés. Así pues, del hecho de que el filósofo alemán pagase su cuota de afiliación al partido nazi hasta el mismo mes de abril de 1945 (último mes en el cual el NSDAP pudo girar cuotas a sus militantes) no se debería seguir demasiado, al menos automáticamente, respecto a su obra.

Ese sería y debería ser el caso de Cioran. No obstante, en la impostura debe haber una mesura, un límite, o en ese caso nos daríamos de bruces con la postura y con la peor postura: la de la mistificación, el falseamiento deliberado; la mentira sin escrúpulos y justificada en el valor del arte o de la persona o, cínicamente, en cualquier excusa ad hoc y mutable.

Cierto, en la obra de Heidegger no hay una traslación inmediata de presupuestos nazis y es un simplismo buscar semejante mecanismo. Sin embargo, como puso de relieve Victor Farías, en su discurso no deja de funcionar una específica articulación entre el nacionalsocialismo y su pensamiento. En un artículo publicado en 1990, Farías hablaba sobre un nuevo texto descubierto del maestro alemán que reforzaba su tesis de la implicación nacionalsocialista del pensamiento heideggeriano.

"La carta

El texto de la carta es el siguiente:

‘Friburgo, 2 de octubre de 1929.

Muy respetado señor consejero privado (Geheirmrat), en estos días es enviada una solicitud del doctor Baurngarten a la Notgemeinschaft para obtener una beca.

Al informe que envié quisiera agregar aún mi petición personal a usted, muy apreciado señor consejero privado, de querer otorgar a la citada solicitud una atención especial.

Lo que yo podía sugerir sólo indirectamente en mi informe quisiera expresarlo aquí de modo más claro: se trata en todo esto nada menos que de la inaplazable reflexión acerca del hecho de que estamos puestos ante la alternativa de o bien dar a nuestra vida espiritual alemana fuerzas y educadores verdaderamente enraizados en nuestro suelo o dejarla abandonada a la creciente judaización en el sentido amplio y estricto del término. El camino sólo lo podremos recuperar en la medida en que seamos capaces, sin agitación y discusiones estériles, de contribuir a que se desplieguen las nuevas fuerzas.

En relación a esta gran tarea, yo estaría particularmente agradecido si se pudiera ayudar con una beca al señor Baurrigarten, a quien tengo proyectado hacer mi asistente.

En este tiempo vivimos los días más hermosos del otoño en nuestra nueva casa y me alegro cada día por estar unido a la patria mediante mi trabajo.

En sincera veneración, le saludo, muy respetado herr consejero privado, su Martín Heidegger”.

La carta incluye una serie de aspectos que deberán ser ampliados en su significación, pero al menos uno puede ser destacado aqui.

Dos niveles

Las conclusiones de mi estudio y las proposiciones generales ya anteriormente formuladas por Pierre Bourdieu en su excelente estudio sobre la ontología política de Heidegger quisieron ser ignoradas. La hipótesis de que Heidegger hable en dos niveles (uno, oficial y público; otro, críptico pero de base) resulta aquí confirmada explícitamente por el propio filósofo. Lo que él evita formular en el informe oficial va a afirmarlo decididamente en su carta privada, fundándolo en un diagnóstico de principio sobre un momento trascendente de la historia espiritual alemana. Convertido lo judío en amenaza general y originaria, cabe sólo la defensa militante y a ultranza. No se trata, por tanto, ni de una posición política coyuntural, ni tampoco de una pura ideológización, sino precisamente de una concretización de los conceptos de pueblo, lucha, comunidad del pueblo y sus héroes, tal como ella había sido abstractamente formulada en Ser y tiempo poco tiempo antes.

Se trata de una acción política filosóficamente fundada con el fin de articular las instituciones culturales fundamentales en el horizonte del antisemitismo radical.

El desprecio por lo humano que le es propio hace del fascismo un movimiento histórico miserable e irrecuperable. La relación posterior de Martín Heidegger con Eduard Baurngarten es un testimonio de ello: pocos años más tarde va a enviar Heidegger un nuevo informe secreto a las organizaciones del partido nazi. Esta vez para denunciar las eventuales vinculaciones de Baurmgarten con los judíos de Gotinga poniendo en peligro su carrera académica. El informe de Heidegger fue descalificado por los propios jerarcas académicos nazis, archivándolo por “estar cargado de odio”.

En una época decisiva como la nuestra, quienes todavía guardan respeto por la verdadera tarea del pensamiento deben cuidarse de querer fundar las alternativas urgentes del futuro en un pasado indisolublemente vinculado al crimen. El mundo no tiene ni debe tener ningún centro porque cada ser humano es un centro. En ello no debe verse una omnipotente racionalidad, sino la transparencia de su principio."

Quien haya leído Ser y Tiempo puede apercibirse, sin esfuerzo, del vínculo entre comunidad, pueblo, tradición y sentido del ser, así que las palabras de Farías no son, como mínimo, un puro desatino. Pero es que el mismo Farías, en una entrevista que publicó "La Vanguardia", relató cómo atisbó, en su inicio, la relación intrincada y compleja, pero existente, entre el compromiso nazi de Heidegger y su pensamiento:

"Admirable, me respondió, y espero que usted entienda la profundidad de su pensamiento, porque yo soy de la opinión de que las lenguas románicas carecen de la fuerza suficiente para adentrarse y asir la esencia de las cosas”.
‘Es decir, pensé yo, si lo que define al ser humano es ese asir la esencia de las cosas, nosotros éramos seres inferiores, incapaces de alcanzarlo. En otras palabras, Heidegger, tenía tal confianza
conmigo que me podía decir, usted pertenece a un género inferior, pero usted es superior a ellos y por eso se lo puedo advertir. El me hizo el más alto honor en el momento en que me rebajaba al máximo'.”

22 de noviembre de 2009

Cioran y los límites de la impostura (I)



Que Cioran, como Bukowski, fue un gran impostor es algo difícil de discutir. Que de la misma forma que, por ejemplo, en el caso de Heidegger es una ingenuidad traspasar mecánicamente las fronteras entre texto y vida, también. Que, con todo, entre impostura e ironía no hay una traducción automática y que el recurso a calificar un determinado discurso como irónico a fin de evitar que su crítica se convierta en una descalificación global es, muchas veces, el último asidero ante la convicción moral de que las imposturas tienen unos límites más allá de los cuales ya no son imposturas sino verdaderas posturas, me parece que también.

Viene todo esto a cuento de la veneración que se sigue profesando a un impostor como Cioran y de las demoledoras críticas que se pueden vertir sobre la falta de límites de su impostura: una falta de límites que la troca en postura y de la cual se aduce como última defensa -la aducía el mismo Cioran- que la impostura fabricada no es más que ironía y según ese modelo ha de ser leída.

El pasado 7 de noviembre, Felix Romeo en ABC recogía una lista ligera, pero sangrante, de la impostura de Cioran. Reproduzco aquí, sin autorización escrita todavía, lo que decía Félix y que puede encontrarse en la hemeroteca de ABC.

"Pablo, músico, veintipocos,
me habla, con la distancia
que le produce un dolor tangible, de
su fascinación por Cioran.

Mi amigo Chusé Izuel, que se suicidó
en 1992 a los 24 años, edad a
la que Cioran (1911-1995) todavía no
había publicado su primer libro, también
estaba fascinado por el escritor
rumano, y por Nietzsche, o viceversa.

Siempre sentí rechazo por ambos.
Me parecían dos embaucadores.
Como soy un iluso, pensaba que
las paparruchas de Cioran habrían
dejado de interesar. Me equivocaba.
Seducen, y mucho.

No sé si alguien se dedicará a refutarlas,
pero me apetece empezar
esbozando una crítica impresionista,
pero con dirección única, antirrelativista.

Antirrelativismo es una palabra
horrible pero expresa el rechazo del
pensamiento de quienes quieren una
vida para ellos, que suelen llevar una
bastante aceptable, y una vida muy
diferente para los demás, que suelen
tenerla apaleada o mísera o esclava
o todas juntas. Así, Cioran.

Cioran no paraba de hablar del
suicidio [del suyo, supuestamente]
pero nunca se suicidó. Vivió 84 años,
y lamayoría de ellos cómodamente,
gracias a los derechos de autor que
Gallimard, y el resto de sus editores,
fundamentalmente en «Occidente»,
le pagaban.

Cioran decía que Europa estaba
podrida después de Hitler, pero él
había sido uno de los defensores de
Hitler. Como se puede leer en un libro
traducido hace unos meses al francés,
La transfiguration de la Roumanie
(L’Herne).

Cioran decía que el futuro estaba
en Latinoamérica, pero él vivía en un
céntrico apartamento de París... y no
creo que tuviera intención de hacer
las maletas.

Cioran decía que España era un
país maravilloso, porque estaba poco
contaminado por Europa, pero él
vivía, mimado, en un país cuyo proyecto
pasaba, y pasa, por Europa.

Proclamaba su derecho a la sinceridad
sin piedad, pero creía que la
extensión de ese derecho no traería
nada bueno.

Cioran decía que la Historia importaba
un carajo, pero estaba obsesionado
con maquillar la suya. Depuraba
(y ocultaba) sus libros rumanos. Lo
consiguió, mientras vivió.

Incluso Norman Manea, que tiende
a disculpar a Cioran, me dijo: «Es
un poco ridículo y difícil de justificar
frases como que Hitler es el mejor
hombre de la Historia»."

19 de noviembre de 2009

Escribe Lessig...


"Existe un lugar común acerca del ciberespacio que caracteriza a sus habitantes desde la primera generación -una idea que define el pensamiento de la primera generación acerca de ese lugar-. Se dice que el ciberespacio no puede ser regulado, que no puede ser 'gobernado', que su 'capacidad innata' es la de resistirse a su regulación. Ésa es su naturaleza, su esencia, las cosas tal como son. No se dice que el ciberespacio no pueda ser destruido o que el Estado no pueda apagarlo sino que, si el ciberespacio existe -según la forma de pensar de la primera generación- el poder del Estado sobre las conductas que en él se dan es muy limitado. En su esencia, pues, el ciberespacio es un espacio de ausencia de control.
Naturaleza. Esencia. Innato. Las cosas tal como son... Este tipo de retórica debería levantar sospechas en cualquier contexto y especialmente en éste (...)
No existe un modo en que la Red haya de ser; ninguna arquitectura única define la naturaleza de la Red. Las posibles arquitecturas de algo que llamamos 'la Red' son numerosas y el carácter de la vida en el seno de diferentes arquitecturas será también diferente (...)
Mi intención... es demostrar que está evolucionando en una dirección muy concreta: de un espacio irregulable hacia otro altamente regulable"

(El Código y otras leyes del ciberespacio, trad. de Ernesto Alberola, p58)

16 de noviembre de 2009

Un haiku de Ana Pérez Cañamares



dijo él en un

recodo de mi cuello:

hueles a viento

Dejo aquí este haiku tomado del Blog de Ana Pérez Cañamares porque me ha parecido además de hermoso, muy próximo a esa versión traicionera con la letra y el espíritu del haiku que más me gusta trabajar: la introducción de la narratividad en una estructura construida justo para lo opuesto y, sobre todo, no nos engañemos, porque me hubiera gustado escribirlo a mí.


13 de noviembre de 2009

Clàudia



No hay textos
que escribir cuando
te vemos reir,

ni obras que alumbrar
cuando escuchamos tu
voz de lavanda,

ni biografías
de hombres a emular cuando
nos abrazamos.

Tan sólo estás tú.
(Y nosotros sintiendo
un puro esplendor)

12 de noviembre de 2009

Escribe Žižek (y VI)...


"He aquí una señal clara del límite del enfoque multiculturalista 'tolerante' que predica abrir fronteras y acoger al otro. Si se abriesen las fronteras, los primeros en rebelarse serían las clases trabajadoras locales. Está cada vez más claro que la solución no es 'derruir los muros y dejar entrar a todos' que es la exigencia fácil y vacua de los bondadosos liberales progresistas 'radicales'. La única solución auténtica es derruir el auténtico muro, no el del Departamento de Inmigración, sino el socioeconómico: cambiar la sociedad de modo que la gente no intente escapar desesperadamente de su propio mundo"

(Sobre la violencia. Seis ensayos marginales, p127)

10 de noviembre de 2009

Javier Cercas y Oakley Hall: una nota de crítica


Si no te entusiasman las reiteraciones estilísticas ni las repeticiones, ni tampoco el uso excesivo de las paradojas; si no disfrutas con la reflexión tópica "de bajo nivel" sobre realidad y ficción, sobre imagen y hecho, ni crees que sea necesario alargar lo que no da más de sí o lo que se puede decir con menos, mejor no te gastes los más de veinte euros que cuesta el libro de Javier Cercas Anatomía de un instante.


Si, por el contrario, gozas con las narraciones ágiles, con los personajes bien dibujados pero sin que su retrato sea exhaustivo; si disfrutas de la reflexión "de bajo nivel" -pero en absoluto tópica- que no se explicita como tal sino que funciona implícitamente en la historia y su estructura, y, finalmente, si además te apasiona el arte de los diálogos, Warlock de Oakley Hall puede ser una buena compra.

9 de noviembre de 2009

Escribe Žižek (V)...




"Lo que Nietzsche y Freud comparten es la idea de que la justicia como igualdad está fundada en la envidia, en la envidia del otro que tiene lo que nosotros no tenemos, y que disfruta de ello. Así pues, en definitiva la exigencia de justicia es la exigencia de que el goce excesivo del otro haya de ser restringido de modo que el acceso de todo el mundo a la jouissance sea el mismo. El resultado de esta demanda, desde luego, es el ascetismo"

(Sobre la violencia. Seis ensayos marginales, p111)

6 de noviembre de 2009

Escribe Žižek (IV)...



"La lección fundamental de la globalización es precisamente que el capitalismo puede acomodarse a todas las civilizaciones, desde la cristiana a la hindú o a la budista, desde Occidente a Oriente"

(Sobre la violencia. Seis ensayos marginales, p100)

4 de noviembre de 2009

Número 2 de la revista "Hilos de araña"




Ya hablé en su momento del primer número de la revista "Hilos de araña", editada por el ayuntamiento conquense de Tarancón y codirigida por Juan Ramón Mansilla y Carlos Morales. Ahora ha llegado a mis manos el segundo número que continúa la línea de cuidado, excelencia compositiva y elegancia tipográfica del inaugural y añade una nueva selección de autores (en prosa, poesía y ensayo) que desconocía en su práctica totalidad y que suponen hallazgos a seguir. Por ejemplo: Jordi Cervera, Amaya Blanco o Santos Domínguez. A destacar también la recopilación de aforismos de Chesterton y dos poemas, excelentes, de Arturo Tendero.
Un acierto que esperemos tenga una buena vida.

3 de noviembre de 2009

Escribe Žižek (III)...



"Los nuevos comunistas liberales son, desde luego, nuestros sospechosos habituales: Bill Gates y George Soros, los directores generales de Google, IBM, Intel, eBay, así como sus filósofos a sueldo, principalmente, el periodista Thomas Friedmann. Lo que hace a este grupo interesante es que su ideología se ha hecho indistinguible de la nueva generación de radicales izquierdistas antiglobalización: el mismo Toni Negri, gurú de la izquierda posmoderna, elogia el capitalismo digital porque ocntiene in nuce todos los elementos del comunismo: basta con quitarle el envoltorio capitalista, y el objetivo revolucionario se ha alcanzado. Tanto la vieja derecha, con su ridícula creencia en el patriotismo de miras estrechas, la autoridad y el orden, como la vieja izquierda, con su capitalizada lucha contra el capital, son conservadores, pues combaten en sus luchas de teatro de sombras y siempre fuera de juego respecto a las nuevas realidades (...)
Los comunistas liberales son pragmáticos. Odian el enfoque doctrinario.Para ellos no hay una única clase trabajadora explotada, hay sólo problemas concretos que deben resolverse: la hambruna de África, la condición de la mujer musulmana, la violencia religiosa fundamentalista (...)
Los comunistas liberales gustan de ejemplos como la lucha contra el apartheid en Sudáfrica (...).
Los comunistas liberales también aman las protestas estudiantiles que sacudieron Francia en mayo de 1968; (...)
Por encima de todo, los comunistas liberales son auténticos ciudadanos del mundo. Son buenas personas que se preocupan por los fundamentalistas populistas y por las corporaciones irresponsables y codiciosas (...)"

(Sobre la violencia. Seis ensayos marginales, p27-28, 30, 31)