24 de mayo de 2010

24 de mayo de 2010: unos días después del "Zapaterazo"


No tengo muchas ganas de extenderme, aunque he esperado varios días, sobre el "Zapaterazo". Ni muchas ganas, ni valor suficiente porque la retahíla de insultos que saldría impresa podría acarrearme una denuncia: como sé que el "talante" tiene unos límites me los guardo para la intimidad y en mi casa me he explayado a gusto incluyendo a los ancestros del señor presidente en el recorrido.

Ahora sólo quiero, por un lado, retractarme de mi confianza en que las profecías de Niño Becerra no se podían cumplir porque el tiempo de los profetas había pasado (puede que éste sea, definitivamente, un tiempo de profecías) y, por otro, dejar un texto de Isaac Rosa, publicado en un medio poco sospechoso de hostilidad hacia el gobierno socialista, el diario Público, "Vaya sorpresa: pagaremos los de siempre", que resume bien mi opinión sobre este fraude de gobierno que me acabó ya hace años los cuartos y que ha acabado colocándose casi a la altura del detestado "Ánsar":

“Bueno, pues ya está, confirmado: la crisis, para variar, la pagaremos los de siempre. La seguiremos pagando, para ser más exactos, pues no hemos hecho otra cosa que pagar desde que comenzó, tanto en rescates bancarios y empresariales, como en paro y empobrecimiento. Perdonen que me cite a mí mismo, pero hace meses, cuando el gobierno aún prometía que la crisis no la íbamos a pagar los trabajadores, yo me preguntaba: “y entonces, si no la pagamos nosotros, ¿quién la va a pagar?”

Pasa lo de siempre: los jetas se van sin pagar, y a los demás se nos queda cara de tonto cuando viene el camarero con la cuenta. Los causantes de la crisis –que cada uno los llame como quiera: sector financiero, mercados, especuladores, lobos o capitalismo a secas- han hecho un simpa tan descarado como consentido, y a los demás, que corremos poco y tenemos más vergüenza que ellos, nos toca pagar la cuenta. Con el agravante de que no tomábamos lo mismo: los que se han largado comían a la carta en el salón, y nosotros sólo un pincho en la barra, de pie; o ni eso, sólo pasábamos por allí.

Así llevamos dos años pagando, y lo que nos queda. Porque habrá quien piense que el plan anunciado ayer no es para tanto, que podía ser peor, a la griega, y que para los tiempos que corren nos podemos dar con un canto en los dientes. Pero qué va: aparte de que las medidas son antisociales e injustas, pueden ser sólo el comienzo. Nadie nos asegura que no haya más dentro de unos meses si lo piden los mercados, el FMI y Obama. De hecho, al final de su intervención, Zapatero se refirió a los próximos pasos: reforma laboral, revisión del Pacto de Toledo, y reestructuración de las Cajas.

Yo casi prefiero que, en vez de darnos sustos cada poco, nos coloquen de por vida una tasa fija".

Adiós Zapatero, adiós PSOE.