12 de octubre de 2010

12 de octubre de 2010: Crónica intempestiva de un viaje (IX). Mañana de descanso en Prenzlauer Berg


27 de julio de 2010. Primera parte.

"Llegamos tarde al apartamento que habíamos dejado con las ventanas cerradas -pues parecía amenazar lluvia cuando nos levantamos- y que, consecuentemente, atesoraba el calor de un intenso día de verano casi mediterráneo que había caído finalmente sobre la ciudad. Como resultaba difícil conciliar el sueño resolvimos levantarnos tarde al día siguiente y dedicar el día a reposar un poco y por la tarde a vagabundear por Alexanderplatz y alrededores.

A media mañana, tras desayunar bollería con una fuerte mantequilla nativa me dediqué a seguir leyendo a Hesse y a anotar algunas reflexiones.

Siempre me representé a Hesse como un "lobo estepario" creyéndome su propia autocomprensión. Me parecía un típico resultado de la autonomía del campo literario en su sentido más profundo: alguien desligado absolutamente del "mundo literario" había publicado sus textos gracias al valor intrínseco de sus obras sin mediar el juego de intereses, contactos, posiciones y relaciones múltiples extraliterarias que acostumbra a presidir los movimientos en el campo literario. Un escritor solitario e independiente alcanza la inclusión en el circuito de la comunicación literaria y progresa hasta una posición privilegiada por el reconocimiento de sus pares y del público. Así veía las cosas tras leer casi treinta años atrás Pequeñas alegrías, la mayor parte de su obra y alguna monografía que ahora no recuerdo.

Mas el tiempo es lo que tiene, que nada deja en su lugar. Pese a que en 1909 Hesse se consideraba excluido del espacio cultural de la comunicación literaria, del espacio de los ociosos, de los productores culturales con suficiente capital simbólico como para generar el capital económico necesario para vivir sin otros trabajos, y se ve a sí mismo como un asalariado más, lo cierto es que la biobibliografía que cierra la traducción castellana aporta unos indicios que en su día no vi y que ahora le pueden resultar a uno altamente reveladores. Me temo que si Hesse se queja de su marginación es porque todavía no es un productor cultural de peso mas en absoluto se trata de un individuo ajeno al espacio cultural que pugna por entrar en él desde el mimso exterior en el que estaría, por ejemplo, el hijo de un siderúrgico que trabajara de carpintero y escribiera novelas en sus ratos libres que nadie publica.

Vamos con las pistas. Hijo de misioneros era todo lo que sabía de sus padres. Mas su padre fue director de la editorial Calwer Verlagsverein, especializada en textos teológicos y y libros escolares. Por tanto, no era tan ajeno al circuito de la producción cultural, al menos por familia, como podría parecer. Con 18 años trabajó como aprendiz de librero -al parecer mediante los contactos (la "malla de relaciones") de su padre- y como ayudante de librería entre 1895 y 1903. Así, entre los 18 y 26 años trabajó en el circuito aunque sólo fuera en su vertiente de distribución de productos. El "lobo estepario" no vendía su fuerza de trabajo en una lejana granja en las estepas acarreando agua del pozo o cultivando tomates y rábanos.

No obstante, uno puede figurar en el circuito cultural y no llegar a participar en él: un simple vendedor de libros -como algunos editores, todos ellos, eso sí, investidos de algún "carisma" literario por "sus" autores- o un comercial de una distribuidora o un contable, o un tipógrafo pueden no querer saber nada del sistema cultural, o literario para ser más específicos. Pueden moverse en una esfera casi absolutamente exterior a la producción y a la recepción literaria limitándose a contribuir a su reproducción de forma mecánica y automática. Mas no es este el caso de Hesse. El sistema de deudas e intercambios, de dones y dádivas simbólicos, no monetarios, que se dan en muchos subsistemas de la vida social pero que tienen especial relevancia en el sistema cultural, emancipado -autónomo- del sistema económico o del político desde mediados del siglo XIX (como demuestra Bourdieu), deja algún rastro incluso en una sumario biobibliografía de Hesse y muestra que su exterioridad no era tal."