10 de mayo de 2011

10 de mayo de 2011: hablando claro de educación o, mejor, de enseñanza


Brisa fresca y sol de primavera. Una copa de vino y una sandía. En el Blog de Álvaro Valverde leo su lamento, en el que capta uno algo de desolación, acerca de un incidente con una madre (también podría ser con un padre) en el desempeño de su tarea docente.

Y uno reflexiona sobre el disgusto, por emplear un término neutro y suave, del poeta extremeño, tras una feroz y multitudinaria rueda de prensa - ayer - en la que, por primera vez, convocamos a los medios solos, como único y mayoritario sindicato de secundaria, para rebatir a la Consellera y decir algunas cosas claras sobre lo que pasa en los centros a los medios. Para sorpresa de uno, algunos de ellos ya conocían muchas (quien más quien menos tiene algún hijo o pariente en la secundaria) pero la corrección política y las subvenciones les impiden dar una visión ajustada de la realidad que sería "catastrófica" si fuera tomada en serio, de verdad, por los agentes implicados en el proceso educativo.

Decía que uno reflexiona y al hacerlo no puede evitar preguntarse sobre la posición, profundamente reaccionaria, de la izquierda oficial respecto a la institución escolar y su respaldo a la "intromisión" de los padres en el proceso educativo escolar. Y dice uno "intromisión" intencionadamente, con una cierta rabia, máxime cuando ésta va pareja a su descarada dimisión como agentes de socialización moral de sus hijos de la cual esta misma izquierda no dice ni una palabra: ya se sabe, la familia es una institución reaccionaria. Hoy día, la mayoría de esos progenitores tan dispuestos a encararse y a criticar, insultar o agredir a un docente, no prestan el suficiente tiempo ni la suficiente atención en casa a sus hijos. Los abandonan a la televisión, la Playstation o la calle y, cuando su adrenalina está exacerbada, se inmiscuyen en las tareas docentes sobre las cuales, dicho sea de paso, la inmensa mayoría no tienen ni la más remota idea.

Mi fallecido padre me advirtió, cuando era pequeño y le comuniqué que la Asociación de Padres le invitaba a una reunión, que "los que se meten en eso lo hacen para llenarse los bolsillos". No creo que sea demasiado exacta aquella apreciación pero lo cierto es que la prevención de uno acerca de la función de los padres en la escuela (o el instituto) va en aumento.

Cada vez estoy más cerca de suscribir la tesis de Gregorio Luri, interesante filósofo y pedagogo, de que la escuela (y el instituto) deben recuperar su tradicional cerrazón ante el mundo en vez de la apertura que, por motivos políticos y tal vez pedagógicamente loables, ha presidido el paradigma pedagógico en este país en los últimos 40 años. La escuela debe proteger a los niños y adolescentes de las manipulaciones del mercado, de los medios, de los demagogos y debe hacerlo limitando la intromisión de los agentes externos, incluidos los padres. Hasta que la izquierda no rectifique y aprenda que si quiere que la enseñanza promueva jóvenes con voluntad emancipatoria debe impermeabilizar la escuela ante las imposiciones del sistema económico y político y para ello, entre otras cosas, debe acabar con el concepto de "comunidad educativa" (metamorfosis del antiguo "sindicato vertical"), con la injerencia de los diferentes intereses de los distintos agentes sociales que participan, se nutren o parasitan el sistema educativo, estaremos abocados a una conflictividad irresoluble.

La tradicionalmente considerada "derecha" no tiene ese problema: la educación/enseñanza de sus hijos se hace como siempre en colegios cerrados al mundo y les funciona...

P.S: Mi lejana solidaridad para contigo, Álvaro.