7 de octubre de 2012

Facultades de Filosofía y nacionalismo: ¿Heidegger triunfa sobre Kant? (y III)


Para concluir: frente a la pujanza del mistagogo Heidegger, Kant parece que puede oponer poco en estos tiempos. Su derrota parece sellada. ¿Qué peso tiene la vela frente a la vigilancia? ¿Qué puede la crítica contra la afirmación?


"Ahora, lo que más le interesa de todo al gobierno es por qué medios se asegura la más fuerte y durable influencia sobre el pueblo, y es de esta especie que son los objetos de las facultades superiores. Por consiguiente, el gobierno se otorga el derecho de sancionar él mismo las asignaturas de las facultades superiores; aquellas de la facultad inferior, las abandona a la razón que es propia del pueblo erudito. Pero si bien el gobierno sanciona las asignaturas, no es él mismo quien enseña; simplemente quiere que ciertas enseñanzas sean integradas por las facultades respectivas en sus cursos públicos, y que las enseñanzas contrarias sean excluidas. Claro, él no enseña, pero simplemente mandata a aquellos que enseñan (la verdad puede ser como ella quiera) porque
haciéndose cargo de su tarea, se ponen de acuerdo con el gobierno sobre este punto a través de un contrato. Un gobierno que se ocupara de las enseñanzas, de la ampliación o del mejoramiento de las ciencias, que por consecuencia quisiera él mismo, en su persona suprema, jugar el rol del sabio, no haría más que destruir por esta pedantería el respeto que le es debido, pues está por encima de su
dignidad comprometerse con el pueblo (incluido en sí el estado de eruditos), que no acepta ninguna burla y mide con el mismo rasero a todos aquellos que se implican en las ciencias.

Absolutamente hace falta, para la república de sabios, que exista entonces en la Universidad una facultad que, independientemente de las órdenes del gobierno para todo aquello que son sus asignaturas, tenga la libertad de no dar órdenes, pero por tanto, de juzgarlas todas; una facultad que tenga por ocupación el interés científico, es decir, la verdad, donde la razón debe tener el derecho de hablar públicamente: pues sin una facultad así, la verdad (incluso en detrimento del propio
gobierno) no podría manifestarse, ya que la razón es libre por naturaleza y no admite ninguna orden para tener alguna cosa por verdadera (ningún credo, sino solamente un libre credo). Pero que una facultad así, independientemente de éste privilegio (el de la libertad) sea por tanto llamada la facultad inferior, la causa debe encontrarse en la naturaleza del hombre: a saber, que aquel que puede mandar,
bien sea un humilde servidor de otro, se ufana de ser superior a otro, quien, por cierto, es libre, pero de no mandar a nadie" (El conflicto de las facultades, "División de las facultades en general").

Malos tiempos para la filosofía...