7 de abril de 2013

Crónica de la Nueva Edad (07/04/2013)


Me reprochaba hace poco un amigo que la tenía tomada con Vicent Partal, "mi" Jiménez Losantos particular. Es cierto que, en realidad, hay algunas diferencias entre ellos pero también dos semejanzas básicas en las que uno se ampara: la intransigencia dogmática (que otros llamarían "principios" o "firmeza en la defensa de unos valores") con su inevitable falta de sentido del humor por un lado y la utilización de un medio de comunicación para la consecución de objetivos políticos con el mayor de los desprecios hacia la objetividad o la neutralidad siquiera como ideales de la antigua y obsoleta deontología periodística por el otro. Por eso y porque uno lo toma como tropo, consciente de la distancia entre su función en estas líneas y la realidad, es "mi" Jiménez Losantos.

Pues bien, a propósito de mi querido Partal, estos días está contento y nervioso al mismo tiempo, como muchos secesionistas. Contento porque la monarquía está en la cuerda floja:

"Des de la instauració de l'actual monarquia espanyola, el 1969, Juan Carlos ha gaudit d'un privilegiat silenci sobre les seues activitats. Inaudit. Se n'ha silenciat qualsevol crítica, s'ha barrat el pas a qualsevol investigació i s'ha censurat (quasi) qualsevol detall que comprometés el relat que havia de legitimar-lo. Ha estat un esforç monumental però, des d'ahir, ja no és important. Simplement perquè ara ja és tota la institució monàrquica que es troba a la corda fluixa".

Pero nervioso porque la marcha hacia la independencia no lleva el ritmo frenético que, inteligentemente y más allá de la retórica del keep calm, él sabe que precisa para llegar a buen puerto:

"I, en vista d'això, hem d'estar preocupats? Jo crec que encara no. Però també crec que hem d'estar ben a l'aguait. Perquè el procés d'independència reclama un temps curt i vol fites recognoscibles. A Europa les independències s'han fet en dos anys o tres, no pas més, i nosaltres, en aquest aspecte, simplement no hauríem de fer invents."

("Y, a la vista de esto, ¿hemos de preocuparnos? Yo creo que aun no. Sin embargo también creo que hemos de estar atentos. Porque el proceso de independencia exige un tiempo corto y quiere objetivos reconocibles. En Europa las independencias se han hecho en dos o tres, no más, y nosotors, en este aspecto, simplemente no deberíamos hacer inventos")