18 de septiembre de 2013

Crónica de la Nueva Edad (18/09/2013)


F., barcelonés de nacimiento pero convencido unionista, me envía por correo las declaraciones de Joaquín Almunia acerca de la inevitable salida de la Unión Europea de Catalunya en caso de independencia. También me hace llegar las de Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo, presididas, como titular, por la afirmación: "LaUE avisa a Catalunya: 'No es lo mismo marcharse por el balcón que por la puerta'". F. está pletórico, entusiasmado. Cree que lo que él considera "sentido común" se está imponiendo. No he querido desilusionarle.

Que Almunia haya cambiado el "no me imagino a Catalunya fuera de Europa" por el "Catalunya quedaría fuera de la Unión" no hará demasiada mella en el secesionismo y tampoco supone ninguna "vuelta" al sentido común. El sentido común está tan ausente en secesionistas como en unionistas pero eso es difícil de decir hoy día en voz alta.

Respecto al secesionismo, como cualquier religión, que las profecías y vaticinios sean desmentidos (todos recordamos como el "president" nos aseguraba una Catalunya independiente en el seno de la Unión y ERC tres cuartos de lo mismo), no afecta ni a su núcleo doctrinario ni a su fuerza insurreccional. Como ya pasó con el cristianismo el primer siglo, la evidencia de la continua postergación de la inminente llegada del Mesías, tan sólo obligó a leves cambios discursivos y acrecentó, si cabe, la solidez de la creencia. Las creencias es dudoso que se debiliten y los cambios retóricos ya están teniendo lugar: unos, Junqueras por ejemplo, aseguran que estaríamos fuera de la Unión muy poco tiempo (¿unos minutitos?...); otros, simple y llanamente, dicen que se puede participar del euro sin estar en la Unión (unos economistas que firman un manifiesto en La Vanguardia); la mayoría escurren el bulto. Tan sólo la CUP, nuevamente, es coherente: Països Catalans fuera de la Unión Europea. Al menos ellos no engañan a nadie ni se autoengañan más que lo imprescindible en este tema.

Lo lamento por F. pero las cosas están, más o menos, donde estaban.