20 de febrero de 2014

Crónica de la Nueva Edad (20/02/2014)


Es evidente que uno siente poco aprecio por el secesionismo: ni en sus formas más intolerantemente patrióticas, ni en las más edulcoradas, aquellas "simplemente" nacionalistas. Ahora bien, cada día siente menos aprecio todavía por ese otro patriotismo que se disimula y se miente, y nos miente, bajo una cierta "apariencia democrática" a fin de perpetuar su hegemonía. Hablo del nacionalismo español encarnado en UPyD, en el PP y en la inmensa mayoría del PSOE. Votar contra "el plan secesionista de la Generalitat de Catalunya" en las Cortes es un ejercicio tan demagógico e insano como la declaración de soberanía del Parlament de Catalunya. Es más, en realidad es todavía peor. La declaración del Parlament tiene un aroma teatral con su punto patético pero la moción de las Cortes tiene un odioso aire chulesco de provocación que, además de innecesario, a uno le parece chabacano, chusco.

Y mientras, nuestro President sigue haciendo el ridículo quejándose en público y en privado del "egoísmo de Europa" lo cual, nos tememos, no le sirve para granjearse más apoyos por cierto. Pero es que recibe tan pocos... Casi se podría decir que la serie de portazos es humillante. Incluso uno, que no desea pensar en esos términos, siente la tentación de escribir que "Catalunya no se merece" este ninguneo. No obstante, el craso error de cálculo que ha conducido hasta aquí y la infantil actitud de queja y empecinamiento que declina asumir el "estado de las cosas" y plantearse unos objetivos realistas, es decir, acorde con la actual correlación de fuerzas, no es atribuible al secesionismo en cuanto tal sino más bien a su principal líder. Al menos hasta el momento.

Así no resulta extraño que la convicción de que sólo la propuesta secesionista de la CUP no es una farsa se vaya abriendo camino entre más ciudadanos una vez constatado que sólo los más obcecados (o pérfidamente embusteros) siguen negando la evidencia de que la independencia de Catalunya conllevará automáticamente una salida de la Unión Europea sin clara fecha de retorno.