5 de junio de 2015

Una muestra de la conveniencia de cerrar la escuela a los padres


Cuenta Esther que en su centro se decidió imponer una sanción de un día de expulsión (!) a un niño por robarle a otro la cantidad de 20 euros. Cuando la tutora llamó a los padres para comunicarles la sanción la madre montó en cólera: ¡que porqué se le debía expulsar sólo por robar y además únicamente 20 euros! ¡que quiénes se creían que eran! ¡que ellos tenían sus derechos y que su hijo no era ningún criminal para tratarlo así!

Con estos padres superprotectores, inmorales, incultos y dimisionarios uno no puede dejar de participar de la tesis de que la escuela lejos de abrirse al mundo debe cerrarse a él e impermeabilizarse: ni empresas, ni ayuntamientos, ni mucho menos padres. De hecho casi habría que proteger a los alumnos de estos en tantas ocasiones...