4 de octubre de 2015

Algunas observaciones sobre "la sociedad del espectáculo" (XV)


Recapitulando:

"La realidad espectacular es, también pero no sólo, la llamada “realidad virtual”, esa realidad que se sustrae a la división entre facticidad e idealidad, entre cosa y palabra, entre hecho y pensamiento y que juega en un terreno incómodo para la realidad natural y la histórico-cultural porque no es, menos aun que las otras dos, un campo de presencias y ausencias nítidas.

Debord piensa que el espectáculo suprime “la historia mediante la cultura” (p158) pues cosifica el tiempo en un presente del que ha desaparecido la temporalidad mediante pseudoacontecimientos, construcciones imaginarias: “La realidad del tiempo ha sido sustituida por la publicidad del tiempo” (p137). Con todo, este efecto no es el único: el espectáculo también configura temporalidades, historias, narrativas individuales y colectivas, nacionales, religiosas, hasta científicas y filosóficas; cuenta epopeyas y épicas y anticipa utopías y paraísos.

No cancela el pasado para que el reino de la asistencia continua de lo presente en el presente impere dictatorialmente: sería demasiado simple y fácil de desenmascarar con los instrumentos que nos legó Marx. Su maraña es difícil de desenredar: construye pasados y futuros de acuerdo con la obsesión por la permanencia de los estados de cosas presentes porque debe garantizar no sólo su producción sino su reproducción.

Este vigor de lo espectacular permite tomarlo como una “tercera naturaleza” que recubriría la segunda como ésta lo hizo con la primera sin suprimirla pero atravesándola casi por entero. Una “tercera naturaleza” pero no al modo de Proust, el estrato más profundo y verdadero, sino más bien al modo del espectro radioeléctrico o de la red de redes: una capa irreductible a las dos naturalezas anteriores que no las replica íntegramente pero que se incardina en ellas. Realidades con soporte material y substancia cultural capaces de crear una espacialidad y temporalidad propia y singular.

El ciberespacio sedría, de hecho, la forma más refinada y a la vez más robusta de esta tercera naturaleza espectacular."

Y siguiendo:

En la “tercera naturaleza” pudiera muy bien no haber ninguna barrera natural, ningún límite físico a la vista que garantizara, al menos, un peak picture que detuviera la espiral productiva y reproductiva y nos impusiera una reflexión acerca de nuestra relación con lo fantasmático, lo imaginario, lo espectacular y, tal vez, un equilibrio sin crecimiento, una cierta homeostaticidad. ¿Será un catastrófico Digital Cliff, la protesta de las dos antiguas naturalezas, nuestra única esperanza en este sentido?

(Observaciones anteriores)