27 de abril de 2016

"Contra Visconti" en "Vora la platja"


Xavier ha realizado una lectura sagaz y atinada, además de indulgente y amistosa - como no podía ser de otra manera -, de Contra Visconti en la revista digital Catalunya Vanguardista. Gracias Xavier por el tiempo dedicado y la pertinencia de tus observaciones.

23 de abril de 2016

Microcríticas (1)


El rompimiento de gloria. Marqués de Tamarón.
Es difícil evitar la sensación de que tras las andanzas de la pareja de jóvenes hermanos bellos, aristocráticos e incestuosos, que impugnan la moralidad al uso como si se tratara de adalides nietzscheanos y que sufren la persecución de las primitivas y malolientes turbas proletarias, no se oculte un modelo estético no demasiado lejano del profesado por muchos nacionalsocialistas de diverso pelaje.

20 de abril de 2016

La izquierda reaccionaria


Ayer, Félix Ovejero se preguntaba si la izquierda, desde un punto de vista marxista, se está convirtiendo en una opción política reaccionaria en ciertos aspectos. En el caso de la "Educación", uno hace tiempo que opina que eso es así. Así, señala acertadamente que "hoy una parte de la izquierda, muy representada entre nosotros, se ha vuelto comprensiva con la sinrazón religiosa, simpatiza con quienes quieren levantar comunidades políticas sostenidas en la identidad y muestra una antipatía sin matices contra el proceso globalizador. Incluso se muestra dubitativa de la peor manera a la hora de valorar la ciencia y el progreso científico. Y eso que, precisamente porque su defensa de la ciencia había encontrado su justificación última en la racionalidad práctica, porque se había mostrado capaz de reconocer que la ciencia es tan solo una de las posibilidades de ejercer la racionalidad, el socialismo disponía del mejor guion para abordar los tiempos por venir: la ciencia, también la básica, puede ser tasada por la razón, incluso frenada en determinadas líneas de investigación potencialmente devastadoras en sus aplicaciones."

En lo que uno discreparía es en la identificación que realiza entre la izquierda "realmente existente" y sus fuentes marxistas. En lo que, desde hace más de un siglo, se ha denominado "izquierda" conviven varios grupos sociales e ideológicos notablemente distintos que beben en diferentes fuentes. Una de ellas, la que ahora es hegemónica, proviene de la reacción (y nunca mejor dicho) romántica a la Ilustración. Si la izquierda ilustrada se anuncia en Saint-Just y Babeuf y se desarrolla en Marx, Engels o Bakunin, la romántica se remonta a Rousseau y sigue con los socialistas utópicos, Kropotkin o Tolstoi. En el leninismo, la corriente ilustrada se conviertió en dominante mientras que los románticos se quedaron en una posición subalterna y acabaron engrosando las filas trotskistas y anarquistas. Su consecuencia, el criminal experimento del "socialismo real", buscó su legitimación en una lectura estrecha y torva de este ala racionalista y cientificista y, en buena parte, la arrastró consigo en su caída reduciéndola a escombros. Este hundimiento dejó el campo abierto para que la izquierda romántica, que había alimentado la oposición a la concreción de los ideales comunistas en la URSS, se hiciera con la bandera del movimiento que ahora agita para desesperación de muchos de nosotros y lo convirtiera en este remedo de social-anarquismo marcadamente reaccionario en muchos ámbitos de la existencia social...

Marx, cabe insistir, no tenía demasiado que ver con esta gente...

18 de abril de 2016

Utilitaristas y universalistas



El otro día, El País se hacía eco de un estudio que parece demostrar algo que se diría que el sentido común y la experiencia cotidiana hace mucho que tienen claro: "las personas que prefieren los absolutos morales son consideradas más fiables que quienes prefieren hacer cálculos para maximizar el bien común"; acostumbramos a confiar más en personas con sólidos principios morales que en aquellos que obedecen a éticas flexibles, relativistas. En la terminología contemporánea: nuestrtas preferencias se dirigen antes a los deontologistas que a los consecuencialistas.

En cierto sentido esta oposición entre las que podríamos denominar morales "universalistas" y "utilitaristas" recorre, a despecho de desplazamientos, rupturas y reagrupaciones, la historia de las polémicas éticas en la cultura occidental. De hecho, el debate entre los sofistas y Platón ya podría ser leído bajo este esquema. El discípulo de Sócrates afirmaría que la conducta virtuosa sería deseable y preferible por sí misma, independientemente de sus posibles resultados, mientras que los sofistas sostendrían que es en función de estos que debe evaluarse, y elegirse, la norma moral. Hoy día este enfrentamiento sigue vigente aunque desde Marx y Nietzsche parece que los modelos utilitaristas han cobrado una ventaja incuestionable, al menos en el dominio académico. Y esta ventaja ha producido una paradoja curiosa en algunos, como el que escribe: las morales utilitaristas, técnicamente hablando, aparecen como más sofisticadas que las universalistas, sustentadas en más "hechos" y consistentes con más descripciones. Mejores, más razonables, bien fundamentadas. Sin embargo, esta preferencia teórica es contradicha, a grosso modo pues en cierta forma estaríamos mezclando indebidamente dos ámbitos, por la preferencia emotiva de la que hablaba el estudio citado al inicio. Uno también confiaría antes en un universalista que en un relativista y, por supuesto, desearía que las personas con las que trato habitualmente me consideraran no como un medio para un fin exterior sino como un fin en mí mismo, independientemente del provecho que pudieran obtener de mis acciones. Singular discrepancia.

La pertinencia teórica no tiene que corresponder a una preferencia práctica. Una buena teoría, una teoría verdadera, puede desagradarnos profundamente y tal vez deseemos profesar con fervor una teoría falsa. No obstante, en el caso de la ética los dos espacios no son tan ajenos, se implican mutuamente, de ahí que no deje de resultar significativo y sorprendente este desacuerdo.

P.S: Mientras escribía acerca de esta disparidad, he recordado que Martin Jay, en La imaginación dialéctica, se hacía eco de un sorprendente ejemplo histórico de la fiabilidad de los individuos que siguen morales universalistas respecto a aquellos que respetan otras más bien consecuencialistas, utilitaristas: "Uno de sus proyectos fue una investigación del tipo de ayuda brindada por los gentiles alemanes a las víctimas judías de Hitler. Con el copatrocinio prestigioso de Thomas Mann, se recogieron datos de diversos modos, por ejemplo a través de anuncios en Aufbau, el periódico de lengua alemana más importante de los refugiados. Aunque nuncase publicó, el estudio mostraba que católicos y conservadores habían brindado más ayuda que protestantes y liberales. Según Paul Massing, esta conclusión fue empleada después por Horkheimer para apoyar su argumento de que los conservadores eran a menudo mejores defensores de los ideales críticos que los liberales" (p367).

15 de abril de 2016

República y nostalgia


La inmensa mayoría de mis amigos son republicanos. Uno, más o menos también. Sin embargo, dista de estar convencido de la utilidad de perder tiempo y energías en un intenso trabajo político orientado a abolir la monarquía y restaurarla. Desde la perspectiva de la causa general de la emancipación, la República, como el nacionalismo, es una simple y pura distracción: ningún ejemplo histórico avala que sea realmente un progreso que merezca semejante inversión. Estados Unidos es un régimen republicano y pocos países presentan desigualdades más intolerables en términos de justicia social y libertades. En Africa y Latinoamérica predominan abrumadoramente y tampoco puede constatarse ninguna ventaja objetiva frente a monarquías europeas como Holanda, Noruega o Dinamarca. De la misma manera que el negocio de la independencia - en situaciones no coloniales - puede resultar estéril y hasta contraproducente, no menos lo sería empeñarse en situar en el eje de la acción social el advenimiento de una República. Y más por estos pagos. Sinceramente, uno ve mucha nostalgia, demasiada, en sus partidarios. Una añoranza idealizada por lo que pudo ser y no fue que se topa de bruces con una sensación que, no lo dudo, podría ser compartida incluso por algunos de ellos: ¿de verdad se puede encontrar algún personaje público, en esta época de debilidad intelectual, partidismo descarado, corrección política, cinismo y corrupción, capaz de representar los valores formales de la Presidencia de la República como en su momento lo hicieron Alcalá-Zamora o Azaña?

A no ser que estemos optando por un simple modelo de reestructuración institucional a la francesa o a la estadounidense, en cuyo caso lo único que necesitamos es sustituir a Obama u Hollande por Rajoy, Iglesias, Sánchez o Rivera lo cual no parece un programa ético-político que añada nada sustantivo a la existencia cotidiana de los ciudadanos. O que lo que se pretenda con este cambio sea ahorrar en los presupuestos públicos el gasto de una Familia Real pero cabe dudar, recordando por ejemplo los turbios enredos económicos de más de una presidencia gala, que el beneficio vaya a ser significativo.

Pero uno diría que no estamos hablando de eso aquí y ahora: los republicanos desean "la República", la que los fascistas aniquilaron, no otra, la del pasado. Y la quisieran ver reinstaurada como si los cuarenta años de dictadura y los treinta de monarquía constitucional pudieran ser borrados de un plumazo.

La lástima es que la historia, si de verdad se repitiera, seguramente lo haría en forma de farsa...

13 de abril de 2016

El "negocio" educativo


En este país la mercantilización de la educación, la inclusión de ésta en el circuito de la generación, producción y distribución de capital - siguiendo la descripción que Marx esbozó en el Capítulo VI inédito de El Capital acerca de la "subsunción de lo real al capital" (fase en la que, probablemente, aun estaríamos) -, empezó con la LOGSE. Ha seguido con las innovaciones educativas, la apertura de "la escuela" a padres, empresas, ayuntamientos, etc., la labor de las Fundaciones (Santillana, Botín, "La Caixa", Telefónica...), la atención constante, e ignorante, de las élites políticas, mediáticas y tecnocráticas y parece avanzar hacia la supresión del concepto ilustrado de "enseñanza (o instrucción) pública". La izquierda, necia a más no poder, hace el juego a los intereses de esas empresas de las que tanto despotrica proporcionándoles la coartada moral. ¿El objetivo final? Probablemente se podría adivinar en el ejemplo de Liberia que "está transfiriendo su educación pública primaria a una empresa privada estadounidense".

Una curiosidad: los docentes (llamarlos "profesores" es un claro ejemplo de inflación conceptual) no necesitarán más preparación que un curso de cinco semanas pero bueno como de lo que se trata no es de que aprendan sino de que sean felices...

11 de abril de 2016

"Contra Visconti" en "Vuelo nocturno"


Hace unos días Ferran Fernández tuvo la amabilidad de invitarme a su programa radiofónico "Vuelo nocturno". El programa fue emitido el pasado viernes día 8 y ya está disponible el podcast correspondiente. Los poemas de uno compartieron escenario con los de Inma Bernils, Gabriel Celaya, Paco Ibáñez, Aguaviva, Roberto Juarroz, Alejandra Pizarnik, Vanesa Molina, Nicanor Parra y Sílvia Pérez Cruz.

A partir del minuto 11:47 puede escucharse una lectura de los poemas "Auschwitz" (Del Tercer Reich), "La Ciencia de la Lógica" (Filosofía de la minucia) y "La lista de Schindler" (Las vidas de las imágenes) y, de Contra Visconti, de los poemas "Viernes Santo: Sports et divertissements". "Source: Iain Chrichton Smith 'Christmas 1971'" y "El dios de las pequeñas cosas: Teología, Literarura y Televisión".

9 de abril de 2016

Heidegger en el Passeig de Gràcia

En su "analítica existencial" Heidegger daba prioridad a la elección por la propiedad, por el arraigo, frente a la opción por el extrañamiento, por el desarraigo, pero para legitimar esta decisión hubo de poner en pie de igualdad a ambas: eran posibilidades igualmente abiertas ante el Dasein. Paseando por el Passeig de Gràcia barcelonés hoy día, puede uno constatar la pertinencia de la afirmación del de Messkirch.

Ante la profusión de tiendas de lujo, que no desmerece en absoluto a los Champs Élysées o la Kurfürstendamm, y el babélico ir y venir de frases en inglés, chino, ruso, español, japonés, catalán, francés o alemán, uno tiene la sensación de haber perdido de vista la Barcelona de su juventud: de vivir en el desarraigo. Contra lo que añora Vargas Llosa ésta sí es, ahora, una ciudad materialmente cosmopolita aunque sea, idealmente, más provinciana que nunca y de esta internacionalización parece que no deba emerger otra cosa que la nostalgia por la aniquilación de lo que nos pertenecía. Sin embargo, atravesar este territorio de impropiedad, de extrañamiento, sentirse extrañado, enajenado, es también estimulante y agradable. Detesta uno la "milla de oro" de la ostentación: Dior, Chanel, Michael Kors, Louis Vuitton... pero los rostros eslavos, los cabellos asiáticos, la musicalidad de las voces latinoamericanas, las pieles sajonas, eso es placentero. Mucho más que aquel Paseo de Gracia por dónde paseaban las viejas ricachonas castellanohablantes de Pedralbes, con sus singulares vestidos hechos a medida, o los integrantes de las élites empresariales y políticas catalanohablantes y sus familias, con sus bronceados pirenaicos, que ocupaban ostensiblemente el centro de las aceras desde donde contemplaban los escaparates mientras los demás caminábamos por el espacio que dejaban libre a sus espaldas. Se supone que aquélla era "nuestra" Barcelona pero no lo era más que lo que la actual lo pueda ser. Si acaso era más monótona, aburrida y groseramente clasista.

Tal vez sea preferible entregarse a la impresión de extrañeza que a una autenticidad que, como fino barniz, se desgasta con sólo pasar la mano.

6 de abril de 2016

Azúa, Oleguer Pujol, Messi


Uno estaría tentado de justificarse: como Azúa no se calla ¿por qué hemos de callar los demás? Lo de menos es no tener vela en este entierro. En cualquier caso, aunque no la tengamos, Robert recordó ayer dos cosas respecto a este personaje que, en honor a la verdad, no hay que orillar:

a) las risas y el desprecio que provocaba en la facultad, cuando estudiábamos, su - diríamos - "pobre" tesis, su baja talla filosófica (por decirlo suavemente) y sus fallidos intentos de convertirse en delfín de José María Valverde utilizando el noble arte del arrastre. Justo es no olvidarlo;

b) el clasismo profundo de su comentario, que va más allá de la pertinencia de la comparación o del tono peyorativo y que es propio de quienes viven en un mundo en el que no han tenido que hacer jamás, ni es de temer verlo siquiera, la difícil tarea de extraer los lomos de una lubina o limpiar un rodaballo. Seguramente este individuo no ha tenido que preparar un plato de pescado en su vida: siempre se lo deben haber servido ya "adecentado" y pulcro. Caso de no ser así, no se entiende el pretendido menosprecio a un oficio francamente difícil, a no ser que estemos hablando de los gritos en el mercado, lo cual probaría que tampoco ha debido de ir muchas veces a hacer la compra: doonde uno compra, no recuerda haberlas oído gritar nunca. Intente cortar un mero, señorito Azúa. ¡Qué atrevida es la ignorancia!

Por otro lado, los "papeles de Panamá" deberían suponer, aunque es dudoso visto que el opio nacionalista parece poder con todo, una definitiva condena moral de la familia Pujol o del entorno, jugador incluido, de Messi: parece que no estaríamos sólo ante una conspiración urdida por las cloacas madrileñas en su afán de deslegitimar el movimiento secesionista, como se ha estado propagando desde las altas instancias del país - sotto voce eso sí -, sino de una cierta peste a negocios "sucios", digamos, o incluso de alguna conducta delictiva en torno a ambos pilares de la "Catalunya eterna". De todas formas esto último sería accesorio respecto a la necesaria reprobación ética: se demuestre o no que han cometido un delito tributario no nos hallamos precisamente ante unos ciudadanos modélicos.

¿Habrá ahora, o en el futuro próximoo, algún reconocimiento de que la corrupción en Catalunya pudiera no ser simplemente un episodio aislado, muy reducido respecto a la podredumbre española, y que derivaría de las insuficiencias económicas derivadas de un régimen autonómico que penaliza al país? Seguramente no. Será, única y exclusivamente un invento de la "Brunete mediática" en colaboración con el CNI.

P.S: Por cierto, respecto a la "teoría de la conspiración" y su apoyo institucional, El Confidencial señalaba optimistamente hace unos meses (30 de octubre de 2015):

"Dirigentes de Convergència, y especialmente el propio Artur Mas, están realizando un importante esfuerzo para extender entre los ciudadanos catalanes la tesis de la conspiración por lo que hace a la actual ofensiva judicial contra la familia Pujol ferrusola y sobre el caso del 3%.

Sin embartgo, fuentes del aprtido reconocen que, aunque inicialmente este planteamiento tuvo un cierto éxito, el continuo goteo de actuaciones judiciales sobre estos asuntos que se ha producido últimamente está cambiando la situación.

Así, según las mismas fuentes, la teoría de la conspiración está comenzando a perder fuelle entre unos ciudadanos que están hartos de casos de corrupción política, tanto en Catalunya como en el estado español, y que cada vez tienen menos eonfianza en los dirigentes políticos".

("Dirigents de Convergència, i especialment el mateix Artur Mas, estan realitzant un important esforç per estendre entre els ciutadans catalans la tesi de la conspiració pel que fa a l'actual ofensiva judicial contra la família Pujol Ferrusola i sobre el cas del 3%.

Tanmateix, fonts del partit reconeixen que, tot i que inicialment aquest plantejament tenia un cert èxit, el degoteig constant d'actuacions judicials sobre aquests afers que s'ha produït últimament està canviant la situació.

Així, segons les mateixes fonts, la teoria de la conspiració està començant a perdre pistonada entre uns ciutadans que estan farts de casos de corrupció política, tant a Catalunya com a l'Estat espanyol, i que cada vegada tenen menys confiança en els dirigents polítics.")

2 de abril de 2016

Azúa sobre Colau


Se habla mucho de que nuestros políticos son de baja calidad y que eso explica, en buena parte, las deficiencias que se observan en el funcionamiento de la democracia representativa en este país. Sin embargo, pocos se detienen a observar la escasísima talla reflexiva y crítica de nuestros"productores de opinión" (llamarlos "intelectuales" es excesivo) que intervienen decisivamente en el fomento y mantenimiento de los hábitos ciudadanos requeridos por esta forma de gobierno: lo hacen de una manera tan deficitaria y desnutrida que a veces convierten en buena a la clase política. La muestra más reciente de su pésima categoría han sido las observaciones vertidas por Félix de Azúa sobre Ada Colau. Afirma Azúa que "una ciudad civilizada y europea como Barcelona tiene como alcaldesa a Colau, una cosa de risa. Una mujer que debería estar sirviendo en un puesto de pescado. No tiene ni idea de cómo se lleva una ciudad ni le importa. Lo único que le importa es cambiar los nombres de las calles". A uno le gusta, dentro de un orden, Ada Colau. Ha tomado actitudes ejemplares (reducirse el sueldo ostensiblemente, limitar la ostentación y el gasto de representación del primer edil, abrir foros de debate sobre la política local en los barrios, imponer una moratoria al desarrollo turístico o acabar con algunas onerosas subvenciones a empresas privadas) aunque otras actuaciones hayan sido pueriles (como el papelón que representó en el salón de la Enseñanza o el ridículo del "Padrenuestro sexual"). Pero el disgusto por el comentario de Azúa no tiene que ver con las preferencias sino con el barriobajero nivel de la crítica. Comparado con ella, la respuesta de Colau deja la competencia teórica del columnista de PRISA a la altura del betún: "En las futuras definiciones de machismo y clasismo de la RAE, el señor Azúa podrá citarse a sí mismo ¡Qué honor!". Pertinente, apropiado y con apoyo en hechos (en este caso, declaraciones).

P.D: Por otro lado, la eficiencia conceptual del señor Azúa baja un peldaño más al calificar, en la misma entrevista, de "fascismo simpático" al movimiento secesionista. Demuestra que o es imprudente y grosero y apenas sabe utilizar adecuadamente los términos o desconoce qué es el fascismo. Un individuo que lleva cinco años sin vivir en Catalunya debería ser más humilde y precavido a la hora de despachar una situación social y política con una ocurrencia.