31 de mayo de 2016

Mitologías educativas: tradición, innovación y Finlandia


En Catalunya, probablemente como consecuencia de la dinámica política, un cierto papanatismo de "lo nuevo" tomado irreflexivamente como sinónimo de "lo bueno" y "lo mejor", impregna muchas esferas de la opinión mediática, especialmente en el dominio de la educación. Un ejemplo: los medios y los expertos del tres al cuarto asocian constantemente "innovación", "Finlandia", "éxito" y "nuevo" pasando por encima de las diferencias culturales, climatológicas, sociales y políticas, para construir una mitología en la que la imitación del presunto "modelo finlandés" sería la clave que permitirá reorientar la catastrófica situación de la enseñanza pública. Una de tantas supercherías con las que una izquierda desnortada e intelectualmente débil y una derecha interesada en el mantenimiento de la jerarquía social distraen al público. El trabajo de Gabriel Heller Sahlgren Real Finnish Lessons. The true story of an education superpower suministra una interesante evaluación del sistema educativo finés y erosiona el empeño mistificador de esos fieles de la banalidad que abundan por estos pagos. Por ejemplo, según Sahlgren, la apuesta por la "innovación" en la práctica docente no parece ser, precisamente, el rasgo distintivo del antaño exitoso modelo finlandés.

"“Teacher methods aren’t as traditional today. At the same time, our school results appear to have reached their peak and started to fall”
Have teaching practices changed as well? While teaching methods seemed rather traditional in the mid-to-late 1990s and early 2000s, it is difficult to know for sure when they had their peak. In the lessons observed during this author’s school visits in September 2014, many teachers were still using rather traditional methods and remained authorities in their classrooms. Indeed, in some cases, the instruction resembled university lectures more than lower-secondary school lessons. The silence was often palpable, with the teacher doing most of the talking and children dutifully taking notes with their textbooks open. Teachers set tasks, and pupils did what they were told.
"

28 de mayo de 2016

"Robespierre" entre la Literatura y la Historia


La semana pasada, a cuenta de la lectura de Robespierre, de Javier García Sánchez, se publicó esta pieza en Catalunya Vanguardista. Los problemas de actualización del Blogroller y de la sindicación de Feedburner que le han atormentado a uno dos semanas impidieron que lo subiera en su momento. A ver si ahora funciona.

"A finales de 2012 el escritor barcelonés Javier García Sánchez publicó una monumental novela de más de 1200 páginas titulada Robespierre. Se trata de una obra concebida a modo de reparación moral de las figuras de Robespierre y Saint-Just y, por extensión, del movimiento jacobino en general, desde un punto de vista partidista, “fanático” incluso, en sus propias palabras. Una rehabilitación que supone, por una parte, un ajuste de cuentas con la interpretación que las corrientes hegemónicas de la Historiografía realizaron acerca de su papel en la Revolución Francesa y, por otro, una reinterpretación de ésta misma, de su génesis, desarrollo, final y posterior proyección. En este sentido, no es una novela histórica al uso pero sí, al menos en la intención explícita del autor (p1107), una “novela” aunque mantenga una relativa distancia respecto a las habituales tipologías del género. Y en cuanto tal puede servir para ilustrar, una vez más, la polifuncionalidad de la obra de arte en general y la literaria en particular: la hipótesis de que su función no se agota en su dimensión estética, psicológica o ética sino que también interviene en la generación, reproducción o difusión del conocimiento. Que no sólo tiene que ver, en fin, con la belleza, la conciencia o la bondad sino también con la verdad."

El artículo completo, aquí.

26 de mayo de 2016

Escenas de lucha callejera en la noche barcelonesa


Anoche los informativos de Mediaset contraponían el caos y las refriegas en la Barcelona de la "podemita" Colau con la visita del estadista Rivera a Venezuela. La segunda seguía sin transición a la noticia acerca de la primera. El típico y elemental ejemplo de contraposición por yuxtaposición. Si había de hacerse caso a la descripción de la cadena, la ciudad condal vivía asediada por okupas y manteros y envuelta en un ambiente insurreccional al que únicamente le faltaba el condimento secesionista. Un aderezo que, según los supremacistas españolistas ocultos tras "falsa equidistancia y la ciudadanía del mundo", es el fruto exclusivo de la provocación de la "caverna", tal y como describía ayer, en opinión de uno acertadamente aunque seguro que sería incluido en esta categoría, la agitadora y paniaguada Empar Moliner refiriéndose, entre otros, al paternalismo à la PRISA-Mediaset.

Uno ha de reconocer que de la algarada intensa del martes ni se enteró. El ruido del helicóptero policial que rondó Gràcia durante tres horas era lejano y lo atribuí al dispositivo de seguridad por la celebración del triunfo copero del Barça. A menos de trescientos metros de casa tuvieron lugar los "violentos incidentes" que sumieron a la ciudad en la anarquía pero lo cierto es que por allí se debieron concentrar porque seguimos viviendo bajo el orden administrativo habitual sin apercibirnos de esta subversión generalizada que amenazó la vida de las gentes de bien barcelonesas. Molesto por otra exhibición más de ese "nuevo periodismo" estilo Cintora (o Cantora pues la distancia es mínima), ese periodismo "comprometido", y manipulador, que renuncia a cualquier intento de objetividad y neutralidad, cambié de canal y justo entonces apareció de nuevo el helicóptero por las inmediaciones. Esta vez volaba muy bajo, a pocos metros por encima de nuestras cabezas y se percibía claramente el batir de las aspas y el olor a carburante. Uno se empeñó, como buen viejo conservador que sería considerado a causa de su creciente escepticismo - ya no añado "burgués" porque ateniendo a mis escasas pertenencias y posesiones sería más bien un "desclasado" -, en seguir disfrutando de una ensalada con queso de cabra y mango y un buen Mencía del Bierzo pero al final el pathos del antiguo aprendiz de "profesional de la revolución" venido a menos y el deseo de espectáculo pudo más y bajé a ver el desarrollo de la insurrección.

Sin saber qué relatarían los "periodistas comprometidos" de Mediaset pronto cualquier sentimiento de culpabilidad por no haber prestado atención a los "feroces" disturbios del día anterior se desvaneció. De hecho, la crónica de lo ocurrido ayer según El País no coincide con lo que uno vio. Pocos enfrentamientos, por no decir ninguno, fuera de la sucursal del "banco expropiado" y sus inmediaciones; el habitual juego del gato y el ratón entre las "lecheras" policiales, con el helicóptero haciendo prácticas de aproximación (algún mosso debía estarse preparando para el examen de piloto), y grupúsculos de aprendices de "profesionales de la revolución" entrenándose para la "futura hora de la verdad" yendo y viniendo y, sobre todo, hablando; algún "cacerolero solitario" (como el "llanero"); expresiones de desagrado de un par de vecinos por el exceso de medios policiales en el barrio y poco más. Visto desapasionadamente, algo a medio camino entre el esperpento y lo cómico pero, en cualquier caso, insignificante tanto desde la perspectiva revolucionaria como de las "fuerzas del orden". Visto lo que narran hoy y la presencia de algunos medios a media mañana por el barrio (la productora Atlas - asociada a Mediaset - y TV3 - poco sospechosa de simpatía hacia los "podemitas") debe uno poner en tela de juicio la dimensión de los incidentes. Tengo la impresión de que en esta última década y media los ha habido más violentos y generalizados en este mismo barrio.

Dista uno de sentir simpatía por las "fuerzas de seguridad" y menos cuando ve las furgonetas pertrechadas para el combate urbano de la "Brigada movil" aunque ha arrinconado los resabios románticos ramplones de una sociedad sin vigilancia donde "to er mundo es güeno" y reconoce que, en determinadas circunstancias, algún tipo de policía no sólo es conveniente sino necesario. Tampoco le entusiasma la conversión del movimiento okupa en un modus vivendi de jóvenes que no precisan del trabajo para su sustento y que aplican su método indiscriminadamente pero ha de reconocer que no le desagrada la "expropiación" de una sucursal vacía de una entidad bancaria. Así pues creo estar en esa "falsa equidistancia" que le permite a uno considerarse un espectador más o menos objetivo y, por tanto, rechazar la versión de los "periodistas comprometidos": los titulares y el tiempo dedicado a los sucesos en las cadenas de Mediaset tienen todo el aspecto de una campaña de acoso a los "podemitas" con fines electorales.

Debo discrepar: Barcelona no yace envuelta en las llamas de la subversión...

23 de mayo de 2016

Y, de nuevo, en la Universidad de Barcelona


El miércoles uno volvió a la Universitat de Barcelona. Hace algo más de un año, invitado por Xavier Jové, el motivo fue una conferencia sobre la sentencia de Adorno acerca de Auschwitz que acabó dando como fruto el artículo "Poesía después de Auschwitz: provocación e intempestividad" publicado en "Cuadernos Hispanoamericanos". En aquella ocasión el formato original era una charla-coloquio de la que, para desgracia de los asistentes, hubo poco. Esta vez la invitación corrió a cargo de Virginia Trueba, profesora titular de Filología Hispánica que, en el marco de su curso "Poesía contemporánea española de los s. XX y XXI", pensó que sería una buena idea que hablara con sus alumnos acerca de "mi" poesía y "la" poesía". Lo de "mi" poesía, como siempre, le provocó a uno el habitual acceso de vergüenza y modestia, sea falsa o no, que hizo que prefiriera orientar la charla hacia "la" poesía. Cuando quedamos para centrar el objeto de la intervención se me ocurrió proponerle como título "Poesía y verdad en el debate contemporáneo" y con semejante enunciado a punto estuvo de volver a suceder lo mismo: llevaba unos días trabajando en un artículo sobre "Literatura y verdad" así que cuando aparecí por el aula el riesgo de una larga conferencia planeó por mi ánimo como el espíritu de Yahvé por las aguas en el Génesis. Afortunadamente, quizás porque el público era menor (los estudiantes del curso y la propia Virginia), conseguí tener en cuenta a los destinatarios y acabar en menos de una hora la exposición y dejar otra hora para el intercambio de ideas, impresiones o pareceres, que resultó muy estimulante. Con Virginia Trueba, la discusión se centró en el papel de la verdad en la poesía. A las tesis que propuse planteó pertinentes objeciones provenientes, en buena parte, del acervo de su formación filológica que me ayudaron a perfilar algunos de mis argumentos pero también me han obligado a buscar otros más sólidos. En esas estaremos en los próximos días, supongo. Con los alumnos, las conversaciones bajaron de las alturas de la teoría y tuvieron que ver mucho con Contra Visconti. Especialmente, Sergi y Mireia, que hacen un trabajo sobre el libro, vieron en él aspectos sobre los que no había reflexionado en absoluto además de ofrecer alguna hipótesis sugerente, y difícilmente discutible, sobre vínculos con otros textos canónicos. Fue una tarde intensa y placentera: es lo que ocurre cuando uno vive la poesía como un eremita.

18 de mayo de 2016

Y se presentó "Contra Visconti"


Y ayer, por fin, presentamos Contra Visconti en la librería Documenta de Barcelona. Una presentación agradable y relajada, alejada de pompa y circunstancia, en la que tuvo que ver mucho el buen hacer de Agustín Calvo Galán con quien uno entabló, a partir de sus preguntas y observaciones, una conversación interesante y puede que hasta amena: el mejor maestro de ceremonias que podía haber tenido. Gracias a Agustín y a todos los que acudieron (más de los que uno esperaba). La siguiente, en Valencia.

14 de mayo de 2016

Escribe Aksiónov



"Florecía la literatura del realismo socialista. El formalismo ya había sido completamente eliminado de cuajo. Los poetas soviéticos, los dramaturgos y los novelistas, reunidos en una única organización, se afanaban en crear las obras que el pueblo necesitaba.
No se mantenían apartados de la vida pública. He aquí un ejemplo: ayer en el Pravda y en otros periódicos importantes se publicaron las primeras cartas de los trabajadores exigiendo la ejecución de los acusados en el proceso de los enemigos del pueblo, y hoy ya los escritores se habían reunido en la magnífica mansión de la calle Vorovski, en otro tiempo calle Povarskaya. Redactaban una petición para el humano gobierno soviético. Hay momentos en que es preciso contener la humanidad, querido camarada gobierno, cuando es necesario castigar a los enemigos sin piedad.
La reunión se celebraba en la sala grande del restaurante; donde habían retirado las mesas y habían llevado sillas suplementarias y una tribuna. «Donde se alzaba la mesa del festín ahora reposa un ataúd», había pensado más de uno pero, por supuesto, se lo había guardado para sí. ¡Al paredón, al paredón! Las palabras combativas del Partido retumbaban bajo el techo alto, giraban alrededor de la enorme araña, se embadurnaban por las vidrieras de las elevadas ventanas ojivales, crujían pesadamente a lo largo del parqué donde, sólo veinte años antes, revoloteaban los retoños del conde Olsufiev con sus institutrices pisándoles los talones. El poeta Vitia Gúsev decidió añadirse al sentimiento general de irreconciabilidad. Irrumpió en la tribuna y echó hacia atrás su cabellera con un movimiento brusco de cabeza.
—¡Soy poeta, camaradas! ¡Expreso mis sentimientos en verso!
El palacio condal se inundó de versos proletarios flameantes.

¡La ira del país truena con una sola voz!:
¡Al paredón, al paredón!
Fusilad a los traidores de la patria
resueltos a llevar a la URSS a la ruina.
Al paredón, en nombre de nuestra vida
y en nombre de nuestra felicidad,
al paredón."

(Una saga moscovita. Trad. de Marta Rebón, p244-245).

11 de mayo de 2016

Ética y política: a propósito de "La tiranía de los modos de vida" (y III)


El problema surge cuando, una vez realizado el diagnóstico, Hunyadi esboza su remedio. La alternativa que escoge para tratar de solventar esta dilemática entre la hipermoralización compartimentada de la práctica social y la des-moralización de los modos de vida es el recurso a "la" política mediante la constitución de parlamentos virtuales que aprovechen las infraestructuras creadas por y para las redes sociales y en los que debería procederse al debate colectivo acerca de los modos de vida que se están imponiendo y, especialmente, en torno al trabajo: la conversión, en fin, de la ética en política.

El problema va más allá de la viabilidad empírica de su propuesta. Utilizar las redes sociales como "parlamentos virtuales" puede ser una idea original pero cabe dudar de su efectividad: no se acaba de ver que la posibilidad inscrita en principio en el uso de las redes acabe generando algo más que ruido como siempre que la democracia directa es pensada como "esencia" mientras que la representativa es el "accidente" del que hay que prescindir. Las redes sociales reproducen un esquema parecido al de la interacción social: hay personas muy participativas mientras que otros son participantes esporádicos y otros más abstencionistas, por incapacidad (enfermedad, limitación psicofísica...) o decisión (parece que la diversión y el entretenimiento pueden ser preferidos por algunos a un congreso virtual para debatir la robotización, como actividad de tarde o de fin de semana...) Mas, con todo, uno diría que donde más chirría su interesante apuesta es en la supeditación de lo individual a lo colectivo, de lo ético a lo político, como estrategia para salir del atolladero. Hunyadi renuncia a una Gran Ética que procediera del ámbito moral, debido a las limitaciones constatadas históricamente de los supuestos universalismos formulados, para hallarla en la Política: en una institución común que tome sobre sí las consecuencias de esas acciones individuales de las que se ocupan las Pequeñas Éticas, las sitúe en contexto y reflexione sobre sus consecuencias. A lo que, al modesto entender de quien escribe, no responde Hundayi es si la alternativa a la Gran Ética no acaba siendo, en realidad, únicamente la Política, la Gran Política y si ese es el caso, como lo parece, en dónde radica la mejora.

Pues si la mayor objeción contra la Gran Ética es el universalismo la que puede oponerse contra la Política es el cálculo como método para la evaluación de los actos relacionados con la consecución de un "bien común" que supone, de nuevo, un universalismo aunque sea menos explícito, latente. La determinación del "bien común" requiere la formulación de un ideal utópico ("contrafáctico", prefiere comprenderlo Hundayi con sentido y prudencia) que no puede ser sino universal. Y es entonces cuando de nuevo nos las hemos de ver con la tentación totalitaria de una manera mucho más aguda que con el universalismo ético pues este puede prescindir del cálculo: una vez determinado el "bien común" ¿cómo evitar la necesidad de sacrificar las preferencias subjetivas en beneficio de ese objetivo más general? La Política, en su configuración histórica desde Maquiavelo, parece no poder dejar de atender al cálculo: debe obrar en función de "intereses generales", pensar en la subsidiariedad de los medios respecto a los fines y en la colectividad antes que en el individuo. Bien sea como realismo que cede ante el principio de "lo posible" bien como idealismo que no claudica ante los estados de cosas dados en su búsqueda de la sociedad justa, debe atropellar las exigencias éticas que se fundamenten en el sujeto: debe ir, forzosamente, más allá de ellas.

Dicho toscamente. El siglo XX fue el siglo de la supeditación de la Ética a la Política en nombre del la utopía social. Evitar la paradoja de la hipermoralización vacía moralmente mediante la capitulación de la Ética ante la Política ¿es realmente una salida a tenor de nuestras experiencias con las utopías sociales del pasado?

8 de mayo de 2016

Ética y política: a propósito de "La tiranía de los modos de vida" (II)


Sean concebidos como estructuras homogéneas o conglomerados heterogéneos o navegue a veces entre ambos polos, Hunyadi parece acertar cuando describe la paradoja característica de este principio de milenio: la hipermoralización de la acción y el pensamiento, un exceso que va acompañado, curiosamente, de una alarmante falta de reflexión sobre la eticidad de los "modos de vida" mayoritariamente adoptados. Como señala, los comités de ética, las deontologías y las prescripciones normativas sobreabundan en nuestra sociedad: multitud de "pequeñas éticas" han proliferado en casi todos los ámbitos. Éticas empresariales, periodísticas, del consumo, bancarias, animal, clínicas, ética de la investigación, de la docencia, de los negocios... Parece que no haya espacio de la vida social en el que no se haya establecido una normativización implícita o explícita, desde la corrección política en el uso del lenguaje hasta la creciente incorporación jurídica de reglamentaciones acerca de los derechos de los animales.

Sin embargo, esta sobreabundancia de éticas parciales, de microéticas, que parecería poner por fin bajo la égida del pensamiento moral muchos aspectos de la acción humana que antes eran dejados al pairo de la costumbre o la desregulación, habría dejado, por contra, fuera de su alcance crítico los ámbitos más generales y, entre ellos, la interrogación acerca de porqué las formas de vida codificadas actualmente dominantes deben ser preferidas a otras alternativas o posibles. No hay comités éticos que discutan la robotización general de la sociedad, ni la evolución de las telecomunicaciones, ni la calidad de las formas deliberativas democráticas dominantes. Y, especialmente, y en eso Hunyadi pone el dedo en la llaga, ninguna reflexión ética parece tomar a su cargo el "trabajo", el elemento nuclear de la absoluta mayoría de nuestros modos de vida, como si tras el hundimiento del socialismo existente y el ocaso de las ideologías comunistas, ya no fuera pertinente interrogarse sobre sus condiciones actuales: como si fuera un inmediato autoevidente y apodíctico sobre el cual no cabe análisis alguno.

4 de mayo de 2016

Ética y política: a propósito de "La tiranía de los modos de vida" (I)


En su libro La tiranía de los modos de vida el ginebrino Mark Hunyadi intenta proponer una solución a la paradoja que en su opinión distingue, en el ámbito ético, nuestras sociedades actuales: al lado de una hipermoralización que parece inundar el sistema puede encontrarse una total falta de reflexión ética acerca de los "modos de vida" que se imponen a los individuos.

La noción de "modos de vida" quizás sea conceptualmente problemática pero intuitivamente parece poderosa a primera vista. A diferencia del "estilo de vida", que implicaría un acto de la conciencia, o de la voluntad, una relativa elección subjetiva, el "modo de vida" sería una estructura objetiva que organizaría una amalgama heterogénea de acciones, pensamientos y objetos y prescribiría, o haría esperar cuanto menos, unos comportamientos y no otros de los sujetos que los practican.

Aunque se estaría tentado de ver en la noción, tal y como la usa Hunyadi, un intento de otorgar una lógica coherente y reduccionista a la diversidad de la que daría cuenta, lo cual podría acabar exigiendo alguna forma de intencionalidad compositiva y configuradora situada en alguna instancia (en el Sistema, en el Capital, en el Poder, en la clase o la élite dominantes...), también podría ser entendida como un mero principio de inteligibilidad al modo nominalista: la posesión de un IPad, la contribución a GreenPeace, el voto a un partido político "sistémico", la compra o no de una vivienda, la forma de estipular nuestras pautas sexuales, etc. no tienen porqué ser congruentes y obedientes a una comunidad de intereses que yacería detrás y los armonizaría en su disparidad en torno a un único fin. Comprar un IPhone 6 puede ser un resultado de las acciones orquestadas de la economía capitalista pero no está tan claro que ciertas opciones sexuales o la existencia de un salario mínimo o el disfrute de un derecho laboral no sean más bien el fruto de las luchas contra las exigencias de esta forma productiva, incorporadas como "conquistas" a los modos de vida hegemónicos, que sutiles "trampas" de las que el capitalismo se serviría para garantizar su reproducción. De esta manera, los modos de vida podrían ser comprendidos más como un campo de tensiones, de fuerzas en los que interaccionan estados de cosas distintos, diversos y hasta opuestos más que como un armazón homogéneo, a despecho de su variedad, construido por Alguien o Algo con la intención de condicionar la existencia de unos sujetos a los que se les asignaría exteriormente: como una totalidad sino armónica sí al menos orgánicamete entrelazada y obediente a un propósito.

1 de mayo de 2016

Para distraídos, ociosos, benevolentes, amigos, etc.


Gracias al esfuerzo despreocupado de Gabriel Suárez y con un indiscutible retraso provocado por una serie de vicisitudes instrínsecas y extrínsecas al artefacto literario Contra Visconti que parecían no acabarse, el libro se presentará finalmente el próximo 17 de mayo en la librería Documenta (Pau Claris 144, 08009 Barcelona) de la mano de Agustín Calvo Galán a quien también debe agradecerle uno su generosidad. Aquellos que no tengan otra actividad más interesante en la que emplear su tiempo serán, como siempre, bienvenidos.

Por cierto, al día siguiente también tendré ocasión de presentarlo en un curso de Grado que la Dra. Trueba imparte en la Universidad de Barcelona y en el que ha tenido la gentileza de incluirlo como lectura recomendada.

A salir de la cueva...